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Pujol exige a Unió que retire sus críticas a la ley de uso de las lenguas en Cataluña

La brecha en la coalición CiU a propósito de la futura ley del catalán, sigue aumentando. Los principales dirigentes de Unió (UDC) y de Convergència (CDC) intensificaron ayer el cruce de reproches en el enésimo vendaval que zarandea la coalición. El presidente de CDC y de la Generalitat, Jordi Pujol, emplazó a sus socios a retirar las reticencias manifestadas a la nueva ley del catalán y recordó que son corresponsables de las decisiones del Gobierno catalán. El líder de UDC, Josep Antoni Duran, replicó que su partido no tiene nada que rectificar, porque Unió apoya la ley.

Pujol fue contundente desde Guatemala al emplazar a Duran a rectificar las críticas a algunos criterios, del Gobierno catalán sobre la nueva ley lingüística. Pujol dijo estar convencido de que Duran debía de haberse expresado mal, pero apostilló que, de no ser así, "la cosa sería gravísima" porque representaría "una ruptura de la corresponsabilidad gubernamental" por parte de Unió. Que el líder de CDC espera una rectificación del de UDC lo dejó entrever cuando, dirigiéndose a los periodistas, dijo: "Es él quien debe deciros si se expresó bien o mal; ya os lo dira él".El conflicto se desencadenó el viernes, cuando trascendieron algunas reticencias de líderes de Unió a la regulación de los usos de los dos idiomas oficiales de Cataluña en el ámbito socioeconómico privado. En Unió se contempla crítica mente la posibilidad de que el usuario pueda imponer el uso de una de las dos lenguas en la relación mercantil porque ello obligaría a los ciudadanos a definirse como catalán o castellano, lo que podría producir una fractura social que no existe.

Al ser preguntado Duran por estas críticas, sin negarlas, apostilló: "Olvídense del proyecto del Gobierno, lo importante es la ley que salga de la ponencia conjunta". Unió esperaba debatir estas dudas en una entrevista con el consejero de Cultura, Joan Maria Pujals, prevista para ayer, pero éste desconvocó,este fin de semana la cita.

Jordi Pujol asumió personalmente la decisión de suspender esa reunión entre el consejero de Cultura, Josep Antoni Duran y el también dirigente de Unió Joan Rigol para hablar de la futura legislación lingüística. "Le dije a Pujals que el Gobierno de la Generalitat no es el pito del sereno y no ha de dar cuentas a nadie más" después de haber presentado sus planes a todos los grupos parlamentarios y, obviamente, a los dos partidos coligados en CiU. Pujol, que consideró que las "desafortunadas" declaraciones de Duran "han hecho mucho daño", invitó al líder democristiano a hablar menos.

La contundencia de Pujol no amilanó a sus socios de Unió. Duran replicó al punto desde Barcelona que no entiende qué tipo de rectificación se le pide. "¿Qué quiere [Pujol] que rectifíque?", dijo el líder de Unió. "Me gustaría complacerle, pero no veo ningun motivo de rectificación".

Desconfianza

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Duran lamentó que el presidente de la Generalitat no se hubiese puesto en contacto con él para conocer de primera mano cuál era el significado de sus declaraciones, deseó que la desconfianza no se haya instalado en sus relaciones con Pujol e hizo votos por el mantenimiento de la coalición. El dirigente de Unió insistió en que su partido es corresponsable de los criterios lingüísticos del Gobierno catalán.Horas antes de la intervención de Pujol, los democristianos Rigol y Josep Sánchez Llibre habían calificado, de "prepotente" e impresentable" la desconvocatoria de la reunión de ayer con Pujals Esas críticas iban dirigidas formalmente al consejero de Cultura, aunque a nadie se le escapaba que la anulación de la entrevista había sido ordenada por Pujol, como él mismo, reconocería luego y que, consecuentemente, el verdadero destinatario de estas pullas no era otro que el, propio presidente del Gobierno catalán.

La crisis desatada en el seno de CiU a raíz de la futura ley lingüística no es una simple cuenta más en el largo rosario de desencuentros habidos en las filas de, la coalición el último año. Dirigentes de ambos partidos admitían ayer que el hecho de que las diferencias no se detengan ni siquiera ante un asunto tan importante y delicado como la cuestión lingüística evidencia que la coalición "va por mal camino", en expresión de Rigol.

El propio Rigol destacó en declaraciones a este diario que las direcciones de ambos partidos deben admitir que sus relaciones "no son correctas". "O cambiamos de estilo o iremos mal", advirtió después de hacer hincapié, "sólo a título personal", en la necesidad de que los dos socios de CiU se detengan a reflexionar con calma" sobre su relación.

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