Solana y Primakov redactan el acuerdo para ampliar la Alianza

El secretario general de la OTAN, Javier Solana, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Yevgueni Primakov, acercaron anoche posiciones sobre la futura relación privilegiada entre Rusia y la OTAN, peaje imprescindible para posibilitar la ampliación de la Alianza Atlántica a los países del antiguo Pacto de Varsovia. Empezaron a diseñar el contenido del acuerdo que la regulará -aunque siguen discrepando de si debe ser "legalmente vinculante"- y ordenaron a sus colaboradores que empiecen a redactarlo.

Solana y Primakov pactaron aparcar su principal desacuerdo, el carácter formal del Acta que regulará las relaciones bilaterales: si debe ser legalmente vinculante", como quiere Moscú; o tratarse de un "documento político", como pretenden los Dieciséis. Con sus segundos Gephardt Von Moltke y Nikolai Afanasiev empezaron a concretar el contenido del Acta, que debería firmarse en la cumbre de la Alianza de julio.En un comunicado indicaron que sus colaboradores empezarán la preparar mañana [hoy, lunes] la próxima reunión", que será inminente. Eso significa que parte de la delegación rusa permanecerá en Bruselas y empezará hoy, junto con el equipo de Solana, a redactar los puntos consensuados.

El consenso es que este acuerdo tenga dos patas. Una, las áreas de cooperación, que podrían ser: consultas políticas en casos de crisis, mantenimiento de la paz, cooperación en emergencias civiles, no proliferación y control de armas, presupuestos e industria de Defensa, seguridad nuclear y medio ambiente, prevención del terrorismo y tráfico de drogas.

Consulta permanente

La segunda pata creará un mecanismo de consulta permanente, con el límite de que, si hay desacuerdo, nadie podrá vetar al otro. Rusia quiere un Consejo "a diecisiete"; la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, ha sugerido un "Consejo OTAN-Rusia", algo más que el actual "Dieciséis más uno", en el que Rusia es un apéndice.La Carta se completará con aportaciones que calmen algunas inquietudes de Moscú sobre el equilibrio militar, incorporando el acuerdo alcanzado el pasado jueves en Viena para la reducción de armas convencionales en el seno del Tratado de Armas Convencionales. El Kremlin pretende que la ampliación de la OTAN a sus países vecinos sea militarmente "neutra", que no aumente sus infrastructuras. La OTAN ofrece incorporar en la Carta su declaración del pasado diciembre en la que aseguraba no tener "ni intenciones, ni planes, ni necesidad" de desplegar armas nucleares en territorio de los nuevos socios.

Pero debe respetar en esto la voluntad de los candidatos, sin convertirlos en socios de segunda. Otra cosa es que como España o Noruega, renuncien espontáneamente al depósito o tránsito de material nuclear por sus territorios en tiempos de paz, pero la Alianza no puede obligar a nadie a ese compromiso.

La OTAN prefiere hacer coincidir la firma del acuerdo bilateral con Rusia y el inicio de su proceso de ampliación, mediante la apertura de negociaciones con los candidatos elegidos en la cumbre del mes de julio, en Madrid. Pero ofrece a Moscú celebrar una cumbre bilateral previa, si así lo prefiere para obtener más relevancia.

Ahora empieza a evaluarse el coste de la ampliación. Según informa Thomas W. Lippman, en The Washington Post, la ampliación de la OTAN costará 35.000 millones de dólares (cinco billones de pesetas) en los próximos 12 años. Así se recoge en un informe de 31 páginas sobre estrategia de seguridad europea que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, presentará hoy ante el Congreso. De esa cifra, Washington aportará 200 millones de dólares cada año (casi 30.000 millones de pesetas).