Las autoridades chinas niegan los indicios de que la muerte de Deng esté próxima

La salud de Deng Xiaoping no ha experimentado "grandes cambios" en los últimos días, aseguró ayer un portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores para salir al paso de los insistentes rumores de que se halla al borde de la muerte. No hay de momento señales de que China esté a punto de perder al último de los líderes de su era revolucionaria. Cuando en 1976 se acercaba el final de Mao Zedong, la radio retransmitía música militar para preparar al país. Sin embargo, la televisión continuaba ayer con la programación habitual.

Un portavoz del Consejo de Estado, el órgano de gobierno chino, no quiso comentar las informaciones de que tanto el presidente de la república y líder. del partido, Jiang Zemin, como el primer ministro, Li Peng, recortaron las visitas a provincias y regresaron el pasado fin de semana a Pekín. ante un supuesto empeoramiento de la enfermedad de Deng. Una fuente que habló el lunes con dos de los hijos del nonagenario político afirmó no haber percibido ninguna inquietud.[Sin embargo, el diario japonés Ñikkei Shimbun asegura en su edición de hoy, citando "fuentes diplomáticas en Pekín", que la salud de Deng "ha empeorado y se hallaba en situación crítica ayer según recoge Reuter.]

La última vez que el arquitecto del resurgimiento económico de China en los años ochenta fue visto en público fue en 1994. Cuatro años antes se había retirado de todos los cargos políticos, aunque siempre se ha dicho que mantuvo gran influencia política entre los gobernantes chinos, al menos hasta 1992.

Durante estos últimos años la política interna se ha caracterizado por una cuidadosa toma de posiciones de los dirigentes para preparar la sucesión de Deng. El hombre fuerte sigue siendo Jiang, a quien el patriarca apadrinó para ser elegido Secretario del partido, en julio de 1989, poco después de los sangrientos sucesos de Tiananmen. Un año después, Jiang fue nombrado comandante en jefe del Ejército.