Televisión y música
Hacía ya largo tiempo que quería manifestar mi más enérgica protesta por la poca atención que de la música clásica hacen las televisiones de este país, con programas raquíticos y en horarios descabellados. Bien podían tomar nota de las radios, pública y privada, que tienen programas magníficos desde hace muchos años, la pública, y con un panel de audiencia extraordinario.La TVE-2 pública, que es la de todos, ha pasado de retransmitir en directo -hace años luz- los conciertos de la Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión Española al diferido, en sábado y domingo, a las ocho de la mañana. ¡Un horario para mantener y hacer aficionados!
Y esto lo hace la televisión pública. Las privadas, salvo una excepción, pero con horario de goce de sueño, no tienen ni un solo minuto de su programación para este bien cultural. ¡Lamentable!
Yo echo mucho de menos la feliz época de Pilar Miró en televisión por su bien hacer. Acercó el concierto y, sobre todo, la ópera, con retransmisiones memorables por obras e intérpretes (Rigoletto, Lucía, Tríptico, etcétera), al aficionado de otros lugares de este país que no tienen la oferta de los de Madrid, Barcelona y otras capitales, pero que tienen una cosa en común, que también son pagadores de tributos.
Como reflexión final, ¿sería mucho pedir que tengamos de vez en cuando alguna retransmisión televisiva en directo, desde los muchos teatros y auditorios de diversas ciudades de este país, que tienen vida cultural propia (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Córdoba, Oviedo, Santiago, Granada, etcétera) aprovechando los medios técnicos y humanos destinados al "partido de la jornada del domingo"?
Si así fuere, las dos aficiones, contentas y felices. Creo, honradamente, que no es difícil si se tiene sensibilidad, ganas y voluntad de hacerlo.-
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