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Entrevista:

"Queremos que España nos reconozca la autodeterminación"

, Peter Caruana, 39 años, abogado de uno de los muchos despachos crecidos al calor del mercado financiero del Peñón, fue elegido el pasado mes de mayo ministro principal de Gibraltar. Ha tomado medidas contra el contrabando de tabaco y contra las lanchas rápidas que operaban desde sus aguas y ha visto como las autoridades españoles aliviaban los controles en el tráfico de entrada y salida de Gibraltar. Su ausencia en las conversaciones entre Londres y Madrid sobre el Peñón fue el mejor indicio que Gibraltar está lejos de ser la fruta madura que un día volvería a la soberanía española, como profetizaban los jerarcas del antiguo régimen.Pregunta. España lamenta que no asistan a las negociaciones y ustedes se quejan de no tener voz propia en ellas. ¿Cómo se rompe ese aparente callejón sin salida?

Respuesta. Al actual Gobierno de Gibraltar le interesa y siempre le ha interesado participar en un proceso de diálogo con España. Pero para cosas distintas de las que interesan a Madrid. Para nosotros el diálogo es para mejorar las relaciones, para establecer una relación distinta a la que históricamente ha gobernado los vínculos entre España y Gibraltar, para comenzar un acercamiento de posturas como conciudadanos europeos. España, sin embargo, piensa que el diálogo debe ser para que haya avances en su reclamación histórica sobre la soberanía. El pueblo de Gibraltar no está dispuesto a negociar la soberanía. Hemos dejado muy claro que para que el Gobierno de Gibraltar asistiera a un proceso de diálogo tenía: que ser con su propia voz.

P. ¿Se refiere a la fórmula dos banderas y tres voces?

R. Dos banderas y tres voces es una propuesta que no hicimos nosotros, sino Londres, y que aceptamos porque pensamos que era eficaz para salvar los intereses de todas las partes. Con dos banderas, la británica y la española, se reconoce el hecho -que nosotros no negamos- de que en la mesa, aunque estemos todos, sólo hay dos estados independientes y soberanos. Y tres voces, porque hay tres partes con derecho a participar.

P. Ustedes son actualmente una colonia británica. ¿Cuál es el estatus que desean para Gibraltar?

R. Somos una colonia con un muy alto grado de autogobierno,Lo que buscamos, antes que nada, es que España reconozca el derecho a la autoderminación de Gibraltar. ¿Qué quiere decir eso? Que Gibraltar y sólo el pueblo de Gibraltar tiene el derecho a decidir su futuro político, sin que nadie se lo pueda imponer.

P. ¿Cómo conciben el ejercicio de ese derecho?

R. Gibraltar quiere descolonizarse, pero no para cortar los vínculos políticos y constitucionales con el Reino Unido, sino para modernizarlos. Para dejar de tener un estatus colonial. Queremos un estatuto, con, una constitución modernizada, sin que por ello dejemos de tener una relación de dependencia.

P. ¿Existe ese modelo?

R. Sí. Queremos ser como la isla de Mann, la isla de Jersey, o la de Guernsey. Territorios del reino británico que no son colonias.

P. ¿No le parece que la oferta de cosoberanía durante 50 o 100 años es la oferta más generosa que les ha podido hacer España?

R. No entramos en el tema de la soberanía. El pueblo de Gibraltar considera que la soberanía no es algo que se pueda negociar. Tenemos la soberanía que tenemos. Y si no la queremos cambiar por otra estamos en nuestro derecho. Una de las preguntas que me hacen con frecuencia los periodistas españoles -y es la que peor me sienta- insinúa, e incluso declara, que por tener esa postura somos antiespañoles. Somos antipretensión española de recuperar la soberanía en contra de la voluntad del pueblo de Gibraltar. Pero eso no es ser antiespañol.

P. ¿Sobre qué bases quieren establecer el diálogo?

R. Nosotros le decimos a España: No renuncie usted a su reclamación. Nos gustaría que lo hiciera, pero no lo haga. Debemos ser realistas. Nosotros tampoco vamos a estar nunca de acuerdo en negociar la soberanía, vamos a dejarlo a un lado. Vamos a pasar por la normalidad.

P. ¿Qué beneficios tiene España con esa actitud?

R. En un periodo de tiempo de normalidad España llegaría a tener una amistad en Gibraltar, llegaría a tener un pueblo en Gibraltar que podría considerar amigo y tener una relación estable, positiva.

P. ¿Cómo ve la dependencia económica del Reino Unido?

R. El Reino Unido no contribuye ni un duro a la economía de Gibraltar. Gibraltar recibe una cantidad de fondos europeos, -en estos tres años van a ser de unos cinco millones de ecus- a través del Reino Unido. Es lo único que recibimos indirectamente. Aportación económica, presupuestaria, ni un duro. Incluso la aportación que hacía a través del ministerio de Defensa ha pasado de ser el 65% del PIB de Gibraltar en el año 1985, hasta un 6% y va a disminuir al 3% para final de siglo.

P. España nunca les ha pedido que dejen de ser británicos.

R. Nosotros no aceptamos diferencias entre el pueblo y el territorio. De todos los argumentos que pone España el que más nos duele es ése. El concepto de que en Gibraltar lo que hay son 30.000 británicos que no pueden seguir siendo británicos, como los 250.000 que ya hay en la Costa del Sol. A mí esto me parece ofensivo. Gibraltar es el homeland, [busca en un diccionario] la tierra natal de los gibraltareños. Y estamos intrínsecamente vinculados en derecho a ella. Que se pueda disponer del territorio de Gibraltar separadamente de los deseos de su pueblo no es imaginable.

P. ¿El caso de Hong Kong le sugiere algo?

R. No existen comparaciones válidas con Hong-Kong. Ningún Gobierno del Reino Unido va a entregar Gibraltar a España en contra de la voluntad del pueblo de Gibraltar.

P. Pero su futuro sí está limitado por el Tratado de Utrecht.

R. A mí ya como abogado y no como político me extraña que España se apoye tanto en el Tratado de Utrecht, ya que invalida casi todas las reclamaciones españolas. Nosotros no aceptamos la división que se hace entre el istmo y el resto de Gibraltar, pero España sí lo hace. Y asegura que esa, parte no la cedió por el tratado -la parte del aeropuerto- Y además, el tratado de Utrecht niega el derecho a la autodeterminación por la cláusula de primera opción. Pero el tratado de Utrecht fue una cesión a perpetuidad. Por tanto déjennos tranquilos, hasta que haya indicios de que el Reino Unido quiere renunciar a la soberanía inglesa.Por que hasta ese momento no entra en juego la primera opción. Por tanto la insistencia española sobre la reclamación es inconsistente con la claúsula principal del tratado. Si abogan por la validez del tratado de Utrecht deberían abandonar su reclamación sobre la soberanía de Gibraltar. Nosotros no aceptamos que un tratado de tantísimos siglos pueda ser relevante para determinar y establecer los derechos, de un pueblo en el siglo XXI.

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