Al lado de su enemigo
Los restos del maquis 'Girón' descansan junto al guardia que más le persiguió
, Fueron encarnizados enemigos en vida. Y la muerte -"que todo lo iguala"- terminó por juntarlos. El pasado miércoles, 46 años después de su muerte, Manuel Girón Bazán, conocido como Girón, uno de los últimos maquis, encontraba descanso en el cementerio municipal de Ponferrada, al lado -ironía del destino- de David Fernández, un guardia civil que había dedicado buena parte de su vida a perseguirle por los montes de la comarca leonesa de La Cabrera, cercana a El Bierzo.Hasta entonces los restos de Girón habían permanecido celosamente guardados en una caja de madera en la bodega de Alfonso Yañez Seoane, un hombre de 75 años que había conocido y admirado al mítico gerrillero berciano a través de su padre, amigo y correligionario de Girón.
Manuel Girón Bazán había nacido en Salas de los Barrios. En 1937 se echó al monte en la comarca leonesa de La Cabrera, una zona intrincada de bosque y matorral con numerosas cuevas. Allí formó uno de los grupos de resistencia antifranquista más duros de la posguerra española y que durante casi 15 años mantuvo en jaque a la Guardia Civil. Dicen que sólo la traición pudo acabar con su vida y con su lucha. Algunos atribuyeron a Alida González, compañera sentimental de Girón, el chivatazo que permitió a la Guardia Civil encontrar el lugar en el que se hallaba escondido el guerrillero. Pero el periodista Carlos Reigosa, autor de un libro sobre la vida del popular maqui, sostiene que ella no tuvo ninguna participación en la muerte de su compañero. Hoy Alida González vive en Los Barrios, en León, aunque pasa grandes temporadas en Suiza con una de sus tres hijas. Su esposo fue José Losada, otro guerrillero muerto en el año 1939.
La traición que acabó con la vida de Girón vino de un infiltrado en la guerrilla, José Rodríguez Cañueto, que se ganó su amistad y causó su muerte el dos de mayo de 1951, en la localidad de Molinaseca. Girón recibió un disparo a bocajarro mientras desayunaba. Fue enterrado en un lugar secreto para evitar, tal vez, que su tumba se convirtiera en referencia antifranquista.
Años después, las confidencias de gentes adictas al régimen indicaron a Alfonso Yáñez que los restos del guerrillero descansaban en tierra no sagrada, en la zona donde se enterraba a los suicidas y a los niños que mueren sin bautismo, en el cementerio de El Carmen,. en Ponferrada.
Pasaron los años y el camposanto fue trasladado a las afueras de la ciudad. Durante los trabajos de exhumación, Alfonso Yáñez Seoane pidió todos los permisos y recogió los restos del maquis. Los metió en una caja de madera y los depositó en la bodega de su casa. Allí han permanecido más de 20 años.
Nadie supo nunca de su existencia, aunque Alfonso Yáñez informó tanto al juzgado como al Ayuntamiento de lo que guardaba. Sólo cuando Alfonso Yáñez acudió a Antonio Prada, sobrino de Girón, conocieron los familiares el destino del guerrillero. Antonio Prada, compró un nicho, al lado del guardia civil que más había perseguido en vida a su tío. Allí descansa ahora Manuel Girón Bazán, Girón.
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