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Del Ejército Rojo a enemigo de Moscú

Pilar Bonet

Aslán Masjádov, de 45 años, es un hombre de pocas palabras que rara vez ríe. Sin embargo, su rostro se anima con una sonrisa de autosatisfacción cuando se pone a contar, mezclando las palabras chechenas con las rusas en una combinación singular, alguna de las operaciones militares que ha planeado cuidadosamente utilizando para ello los conocimientos aprendidos en las academias soviéticas.Oficial respetado del Ejército Rojo, Masjádov llegó a ser coronel y responsable de una división de artillería emplazada en el Báltico antes de retirarse voluntariamente en diciembre e 1992 para ponerse al servicio el general Dzhojak Dudáiev, y de la causa independentista de sus paisanos.

Sin perder los nervios

Masjádov está lejos de la exaltación febril del fallecido Dzhojar Dudáiev. Frío y calculador, el vencedor de las elecciones no pierde jamás los nervios, pero puede obligar a sus adversarios a perderlos, como en agosto de 1996, cuando dirigió la operación Dzhijat, mediante la cual los chechenos entraron en Grozni y arrebataron la ciudad a los rusos con enormes pérdidas de vidas humanas.Como verdadero profesional militar, Masjádov puede enviar a la muerte a sus hombres, pero no lo hace de forma gratuita ni tampoco chapucera, y sabe cuidarlos. Para asegurar que él puede integrar a los jefes militares en una única estructura de mando, ha asegurado: "Conozco la personalidad, el carácter y la psicología de los comandantes y los puedo comprender".

Su experiencia política, basada en el respeto que inspira su figura y en su capacidad para tratar a la gente, ha tenido dos grandes éxitos: la firma a finales de agosto de 1996 del acuerdo con el general Lébed, que puso fin a la guerra rusochechena, y la Firma de otro acuerdo con el jefe del Gobierno ruso, Víctor Chernomirdin, que abrió las puertas a la colaboración entre Moscú y Grozni. Masjádov asegura además que nadie mejor que él para unir a todos los chechenos en un proyecto único. Porque viene del Norte, de donde procede su familia, y ha luchado en las montañas del sur, y "en todas partes me tienen por uno de los suyos".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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