De 'guardaperros', nada
Contestación a la carta Guardaperros, fechada el 29 de diciembre de 1996. Como conocedora, socia y colaboradora de ANAA, quiero hacer las siguientes aclaraciones:- Si recoger, curar, ofrecer una más que correctísima asistencia veterinaria, alimentar adecuadamente, repartir cariño, buscar un nuevo hogar a perros cruel e innecesariamente abandonados y limpiar las instalaciones de los animales al menos dos veces al día requiere el término de "guardaperros", entonces ANAA es un "guardaperros".
- Si el apoyo prestado por las personas que, en sus ratos libres y no tan libres, se acercan hasta ANAA para ofrecer a los perros el trato generoso del que tan pocos de ellos han disfrutado es un servicio ofrecido por incautos y no por personas conscientes de la labor que desarrollan y a quien la prestan, entonces ANAA es un "guardaperros".
Es posible que Mercedes Villar, autora de Guardaperros, haya atravesado, en la adopción de su perra Rasta, por uno de esos momentos en los que las casualidades se reúnen en nuestra contra y logran que no apreciemos con objetividad la realidad que nos enfrenta. Pero su valoración de esta asociación es injusta y subjetiva. Sólo la pasión que los fundadores y colaboradores de ANAA sienten por los animales puede explicar la total dedicación de estas personas por los que sufren abandono y maltrato. El fin último de ANAA ha sido siempre y únicamente salvarles del abandono y la crueldad. Es una labor muchas veces ingrata. Quien conoce a los animales sabe que su sufrimiento no es tan diferente al nuestro. La tristeza y la alegría, el calor y el frío, el dolor o la placidez nos pueden invadir a cualquier ser vivo, sea cual sea nuestro lugar en la escala evolutiva. En último término, los culpables de los posibles errores no son los responsables de ANAA; busque la señora Villar a quien abandonó a su perra.
Sólo cabe decir algo más: quien tenga dudas, que se acerque un sábado hasta el albergue de ANAA. El espectáculo no le dejará insensible.- .
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