Aznar trabaja en un proyecto de gran coalición de centro derecha con los nacionalistas sin plazo fijo

José María Aznar trabaja en un proyecto de gran coalición con los partidos nacionalistas sin plazo fijo. Para alcanzarlo trata de ganarse su confianza con un cumplimiento sin tacha de los pactos suscritos. Los dos compromisos pactados con el PNV -la renovación del Concierto Económico y la devolución del patrimonio incautado a los peneuvistas durante la guerra civil- se cerrarán antes de junio. El cumplimiento con Convergència i Unió también va bien. El Gobierno acaba de pactar con los nacionalistas catalanes la Ley de Puertos, y ha abierto vías para abordar temas no incluidos en los pactos de gobernabilidad, como la cesión de los impuestos especiales a las autonomías este mismo año.El jefe del Ejecutivo apuesta fuerte por conseguir una coalición de centroderecha que integre a los nacionalismos periféricos para consolidar su poder. Lo hace aun a riesgo de sufrir un desgaste, como consecuencia de las tensiones autonómicas que generan estas contrapartidas, tal y como reflejan las encuestas. Pero se basa en que "lo peor" en cuanto a los pactos ya ha pasado, y sobre todo, no tiene prisa. Según su entorno político, necesita tiempo para ganarse la confianza de los nacionalistas y lavar la imagen histórica que la derecha española tiene ante ellos.

El entorno de Aznar opina que "los nacionalistas tienen mucho más en común con el PP que con el centro izquierda". Es cuestión de ganarse su confianza, y creen que ya se ha dado un paso importante de credibilidad ante ellos en los ocho meses de Gobierno. Todo lo prometido, razonan los populares, se cumple. Y el primer fruto cosechado, añaden, es la desaparición de la crispación con los nacionalistas, que contrasta con la que el PP y el Gobierno mantienen con el PSOE.

Los nacionalistas, a su vez, prevén con nitidez que este cumplimiento de Aznar busca ir más allá del apoyo parlamentario. A largo plazo: la propuesta de un Gobierno de coalición. Esta expectativa no la contempla CiU para esta legislatura. Por tanto, tampoco lo hace el PNV; aunque es menos reacio a ello.

El patrimonio incautado

A corto plazo, el Gobierno está tratando de conseguir otros compromisos con ambos socios. En la reunión que hoy celebrarán en Vitoria el presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, y el lehendakari José Antonio Ardanza, el máximo representante de la Cámara alta tratará de comprometer al presidente vasco para que participe por primera vez en el debate sobre el Estado de las autonomías, que se celebrará a finales de febrero.Un reciente gesto de Aznar puede lograr este objetivo. La devolución del patrimonio incautado al PNV durante la guerra civil, que asciende a unos 5.000 millones, ya está pactada. El Ejecutivo reconoce que el inventario presentado por el PNV, elaborado por la firma británica Galtier, es impecable. Solicita el valor por 19 batzokis (casas del partido), dos sedes de periódicos y tres inmuebles radicados en Francia, incautados por el régimen franquista.

Para el Gobierno, el reconocimiento de esta deuda al PNV tiene una importante carga simbólica como imagen de una nueva derecha que rompe con el autoritarismo de la anterior. Se hará en una ley que llegará a las Cortes antes de finalizar este periodo de sesiones. Primero Aznar tiene que ponerse de acuerdo con otros partidos afectados por la incautación: Unió Democrática de Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya y PSOE.

Las relaciones con CiU no son tan fluidas. No obstante, y pese al revés que le supuso al Ejecutivo la decisión de Jordi Pujol de apoyar a un candidato distinto al del Gobierno para la presidencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, el Ejecutivo está cumpliendo sus pactos e incluso se ha comprometido a considerar la cesión a Cataluña de los impuestos especiales, una cuestión tabú hace tan sólo tres meses.