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Comienza el juicio contra los 'asesinos del rol', para los que el fiscal pide 71 años de cárcel

El juicio contra los acusados del llamado crimen del rol, cuya sevicia conmocionó a toda España, se iniciará mañana en la Audiencia de Madrid. Durará hasta el viernes, y cerca de cuarenta testigos desfilarán ante el tribunal. Los estudiantes Javier Rosado y Félix M., entonces de 20 y 17 años, están acusados de llevar a la realidad un macabro juego que consistía en matar a un hombre "calvo, mayor y gordito". Javier y Félix asesinaron la noche del 30 de abril de 1994, siguiendo las pautas del juego, a Carlos Moreno, un empleado de limpieza que esperaba de madrugada un autobús para volver a casa harto de trabajar. De 52 años y padre de tres h¡jos, Moreno fue escogido al azar tras descartar sus asesinos a otras ocho personas.

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Tras el crimen, Javier escribió un sobrecogedor y espeluznante diario -una de las principales pruebas de cargo-, en el que relata con una terrible frialdad los pormenores del asesinato y los últimos hálitos de vida de la víctima.Razas, el juego de rol mentado por Javier que condujo a la muerte de Moreno, consistía en un mundo imaginario proyectado sobre un tablero de mesa y con fichas. Dividía la humanidad en 360 arquetipos. Así, Javier y sus amigos se asignaron roles de personajes irreales, basados en publicaciones y vídeos de contenido extremadamente violento. Fue un simple entretenimiento juvenil hasta que decidieron ejecutar en la vida misma los impulsos asesinos de los personajes que emulaban. Para ellos, Carlos Moreno, la víctima, no era el padre de tres hijos que esperaba de madrugada un autobús para volver a casa tras una jornada de trabajo; era, según lo definió Javier en su diario, "una presa, un idiota con calcetines ridículos", alguien cuya tardanza en morir le "cabreaba", según escribió en el diario.

Sanos o enfermos

La clave del juicio estará en los informes periciales. La misión del tribunal se centrará, pues, en dilucidar si son enfermos mentales, su peligrosidad y, en su caso, dónde deben cumplir una eventual condena. De momento, el fiscal sostiene que son imputables, y pide 47 años de cárcel para Rosado por delitos de asesinato, robo y conspiración para nuevos asesinatos, y 34 para Félix por idénticos cargos. Además, también se sentarán en el banquillo Javier H. E. y Jacobo P., menores de edad, por conspiración para el asesinato. El fiscal demanda seis años de prisión para cada uno. Los cuatro fueron detenidos el 5 de junio, cuando se disponían a iniciar otra batida asesina por las calles de Madrid.El fiscal explica así el crimen -real- de Carlos Moreno: Javier y Félix idearon un plan "consistente en matar, en un lugar apartado de Madrid y por la noche, a una persona. Preferentemente, una mujer joven, y si no, a una niña o a un varón". Cada uno iría "provisto de un arma blanca, de no grandes proporciones, pero muy afilada". El juego establecía, según el fiscal, que "la primera cuchillada la propinaría Javier, en el cuello". El papel de Félix "era asestar múltiples navajazos a la víctima en órganos vitales, con el común propósito de causarle dolor y debilitarle: la muerte debía producirse tras un gran sufrimiento".

"Con el designio indicado, sobre las 0.30 del 30 de abril de 1995 salieron ambos a la calle con las armas indicadas y guantes de látex. Se dirigieron al barrio de Manoteras en busca de una persona idónea. Acecharon a ocho personas, pero no llegaron a actuar por no concurrir en ellas las circunstancias propicias. Sobre las cuatro y media de la madrugada hallaron en la parada de autobús de las líneas 7, 29 y 129, en la calle de Bacares, 26, a Carlos Moreno. Le abordaron, exhibiéndole los cuchillos, y le pidieron que les entregase el dinero. Le hicieron creer que sólo pretendían robarle. Les dio 3.000 pesetas. A continuación, Javier le obligó a que pusiera las manos en la espalda y alzara la cabeza. Así lo hizo, convencido de que sus agresores sólo pretendían registrarle. Una vez en esta posición, totalmente indefenso, Javier le asestó dos cuchilladas en el cuello". Paralelamente, prosigue el fiscal, "Félix descargó repetidamente el machete sobre el vientre y las extremidades de la víctima, que echó a correr. Fue alcanzado unos metros más adelante. Le asestaron entonces múltiples cuchilladas por todo el cuerpo, con tal violencia que el machete quedó doblado. Pese a la hemorragia interna que ya sufría, la víctima consiguió desasirse de sus asesinos, si bien fue alcanzado de nuevo. En el forcejeo, la víctima cayó por un terraplén de las inmediaciones. Javier perdió su cuchillo. Pero como su intención era seccionarle la garganta, le introdujo su mano derecha en la herida del cuello y luego las dos, desgarrando con sus dedos tejidos, cartílagos y demás órganos. Al tiempo que Félix proseguía en su acción con el propósito de conseguir la evisceración intestinal de la víctima.

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La situación agónica duró varios minutos, hasta que, exangüe por la hemorragia, expiró entre estertores por shock hiperasténico".

Tras celebrar "a la luz de la luna" el éxito de la misión, Javier y Félíx, días después, contaron el crimen a los también procesados Javier H. E. y Jacobo P. Y decidieron repetir la brutal experiencia, contra otra presa, el 5 de junio de 1995. Pero la asesina travesía se frustró al ser delatados a la policía por un amigo de los procesados, que vio en los medios que lo que contaban Javier y Félix no eran fantasías. Y que corrían peligro otras vidas.

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