La propuesta de reforma fiscal desata una oleada de críticas en Alemania
La oposición, socialdemócratas (SPD) y Verdes, y los sindicatos rechazan de forma categórica el proyecto de reforma fiscal anunciado el jueves por el ministro alemán de Hacienda, el socialcristiano de Baviera Theo Waigel (CSU). El presidente del SPD, el jefe de Gobierno del Sarre, Oskar Lafontaine, declaró ayer que en la Cámara alta, el Consejo Federal (Bundesrat), su partido jamás aprobará una subida del IVA para rebájar a cambio el impuesto sobre la renta de los que más ganan.
La anunciada reforma, que bajan a 10 puntos el impuesto de la rentas más bajas y 14 el de las más altas, ha sido recibida con una ola de críticas. Más grave aún para los planes del Gobierno de Bonn es el rechazo en las propias filas. El ala social de la democracia cristiana (CDU) no acepta los planes de Waigel. Ayer circulaban por Bonn rumores de dimisión del ministro de Trabajo, Norbert Blüm, decano del gabinete del canciller Helinut Koffl y portaestandarte de los llamados socialistas del Sagrado Corazón en la CDU.Preguntado sobre una posible dimisión, Blüm respondió: "Un político que acepta todo no es mi tipo ideal". Tras añadir que en política hay que llegar a compromisos, Blüm añadió: "Yo los hice y seguiré haciéndolos, pero también hay límites para los compromisos". El ministro de Trabajo quiere que la reforma fiscal se realice junto con la del sistema de seguridad social y se dedique un punto del IVA a sanear las cajas de los seguros sociales.
Desavenencias
Según informa Bild Zéitung, por lo general bien informado de las interioridades democristianas, en la reunión de Kohl con el partido para informar de la reforma fiscal tuvo que llamar al orden a los suyos por las críticas públicas contra Waigel. Koffl advirtió al presidente de los democristianos de Baja Sajonia, Christian Wulff, que con su actitud discrepante había roto con la camaradería exigible en el partido.El dirigente del SPD, Lafontaine, compareció ante la prensa y criticó que la reforma fiscal no afronte el paro de forma inmediata y se aplace hasta 1999. Según Lafontaine, es legítimo que un Gobierno anuncie una reforma fiscal para ganar unas elecciones, pero criticable que no se preocupe del paro ahora. Como ejemplos, citó al expresidente de Estados Unidos, George Bush, y al actual presidente francés Jacques Chirac, que prometieron bajar impuestos y luego no cumplieron.
El líder del SPD subrayó que la reforma favorece a los que más ganan y castiga a los sectores medios, trabajadores especializados y empleados, base de la economía. Rechazó Lafontaine que los Estados federados donde gobierna el SPD aprueben en el Bundesrat una subidadel IVA para bajar el impuesto de la renta de quienes más ganan o que se impongan cargas impositivas a las primas por horas extras y trabajo en festivos.
Según Lafontaine, el problema de la economía alemana no es favorecer la exportación, sino la coyuntura interior y citó la crisis de la construcción y del comercio como exponentes de la mala situación. El presidente del SPD rechaza la posibilidad de negociar con el Gobierno federal, porque, dijo, ya en anteriores ocasiones engañó con fines electorales.
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