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Tribuna
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Habrá que hacer algo

Emilio Lamo de Espinosa

Hace ya un mes que HB paseaba por Getxo exigiendo el pago del chantaje, exhibiendo su alegría por el secuestro de un vecino y amenazando impunemente con secuestrar a otros. Nadie les impidió hacerlo. Sólo un ciudadano se atrevió a gritar "Cosme askatu" (libertad para Cosme") y tuvo que ser protegido de las amenazas de los manifestantes. De esto hace ya un mes, pero el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco no ha tomado decisión alguna. Quizá no está seguro de si la legislación española ampara a Delclaux, al ciudadano amenazado o a los fascistas. Al parecer, quiere ser imparcial.Quince días más tarde, al final de año, escuchábamos a Ardanza reiterar su oferta de diálogo con ETA defendiendo el acercamiento de "sus" presos justo la noche en que jóvenes de Jarrai (es decir, de ETA, como recuerda Belloch) destruían la estación de ferrocarril de Llodio y atacaban con cócteles mólotov comisarías de la Ertzaintza. Ahora pide que el Gobierno negocie con ETA para salvar a Ortega; "habrá que hacer algo", dice el presidente de los vascos. Basta de "posturas orgullosas", asevera Arzalluz desde su probada humildad. Ellos también quieren ser imparciales.

Por desgracia, no ha actuado el Supremo con mayor celeridad o eficacia que la Ertzaintza. En febrero del año pasado, la Audiencia Nacional secuestró tres. vídeos de ETA que HB pretendía difundir en la campaña electoral. Poco antes, la Mesa Nacional de HB había justificado el asesinato de Francisco Tomás y Valiente y de Fernando Múgica. Los miembros de la Mesa de HB serán finalmente citados a comparecer a comienzos del próximo mes de febrero, con un año de retraso. Recordemos que Idígoras, encarcelado por estos mismos hechos, salió en libertad con una fianza de cinco millones. No es un hombre peligroso y hay que ser imparcial. Pero incluso esa "rápida y ejemplar" actuación judicial parece excesiva: "¿cuál es la urgencia?", se pregunta el PNV; "es un despropósito". Para IU se "refuerza el victimismo" (¡de HB, no de sus víctimas!) y para EA se trata de "buscar el aplauso fácil".

Mientras tanto, ETA ha asesinado a otro militar en Madrid. Y, por supuesto, ha asaltado la librería Lagun, de San Sebastián, por enésima vez; ataca por sexta vez la sede del PSOE en Hernani, prendiéndola fuego con un bidón de gasolina, y agrede en Oiartzun a ciudadanos que protestan por el asesinato del coronel Cuesta. Y celebra otra manifestación, esta vez en Llodio, presidida por la misma Mesa de HB, lanzando más octavillas. A nadie se le había pasado por la cabeza que en esa manifestación ocurriría lo mismo que en la de Getxo, lo "sino que en la anterior a la de Getxo y lo mismo que en la siguiente. Hay que ser imparcial. Por ello, cuando se buscan testigos, "aquí nadie ha visto nada; todo el mundo lleva gafas de madera".

Incluso nosotros, que nos cegamos con la supuesta ineficacia de la Ertzaintza sin preguntar por la de las restantes instituciones. Es cómodo y complaciente pensar que el problema terrorista lo van a resolver la policía y la inmensa solidaridad ciudadana con lazo azul, como si no hubiera nada entre el individuo y el Estado. Luchar contra ETA, como luchar contra el fascismo, requiere la militancia de toda la sociedad civil, vasca o del sur del Ebro, de todas las instituciones. ETA no subsistiría sin la ambigua tolerancia del PNV o de la Iglesia (lo ha advertido el Papa). Empresas, ayuntamientos, bancos, universidades (sí, incluso las privadas), asociaciones gastronómicas y culturales, todo debe movilizarse contra los fascistas para trazar una raya: quien está con ellos es un apestado, cómplice de asesinos. ¿Quién financia a Egin? ¿Qué empresas o instituciones, públicas o privadas, se anuncian en la prensa batasuna? ¿Quién paga voluntariamente el chantaje de ETA? Estoy ansioso por conocer la lista completa de los imparciales, pues, al parecer, sólo los muertos son de una parte.

Pues negociar ahora con ETA es perdonar, no ya sin arrepentimiento, sino incluso antes del agravio y en nombre de las futuras víctimas. María Teresa Castells, la propietaria de la librería Lagun, tiene las ideas muy claras: "No hay firmeza, no hay autoridad y así no puede. haber libertad". No hay libertad en Euskadi porque todos queremos ser imparciales.

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