El hielo que se acaba
"Más hielo, más hielo No sé para que querrán tanto hielo". El camarero de un hotel de Mallorca se desesperaba ante las peticiones de un masajista italiano. "Todos los días por la mañana viene a por hielo. Y ya se me ha acabado". Esta imagen se repite en todos los hoteles y lugares de concentración. El masajista no quería curar una inflamación ni enfriar el agua, simplemente quería el hielo para mantener refrigeradas sus preciosas ampollas de EPO, que se estropean con el calor.
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