Las protestas contra una estafa a gran escala amenazan al Gobierno de Albania
Los líderes de la oposición albanesa han convocado hoy una nueva protesta contra la estafa que han sufrido los miles de ciudadanos que depositaron todos sus ahorros en bancos de tipo piramidal, que se declararon en quiebra esta semana. El Partido Socialista de Albania (ex comunista), la conservado ra Alianza Democrática y el centrista Partido Socialdemócrata in tentan capitalizar ahora la indignación contra el Gobierno de Tirana por haber tolerado el fraude. Con el señuelo de pagar intereses de hasta el 200% trimestral, algunos bancos captaron cientos de millones de dólares entre los alba neses.Se calcula que uno de cada seis albaneses había invertido en esas entidades financieras todos sus ahorros, y hasta el importe de sus viviendas, que hipotecaron o malvendieron. Albania tiene 3.200.000 habitantes. La indignación contra el Gobierno del Partido Demócrata, al que pertenece el presidente albanés, Sali Berisha, crece entre la población, que echa la culpa de la suspensión de pagos al Banco Nacional de Albania. El banco emisor ha limitado la retirada de depósitos 'bancarios para impedir que los fondos fraudulentos acumulados por el. sistema piramidal salgan del país.
Los pasados miércoles y jueves miles de albaneses se manifestaron contra el presidente Berisha, al que calificaron de "Iadrón". En Tirana se registraron enfrentamientos con la policía, que practicó una veintena de detenciones e hirió a seis personas..
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que temía el colapso de todo el sistema financiero del país, advirtió hace unos meses. del peligro de los bancos piramidales que surgieron en Albania a partir de 1990, tras el fin de la dictadura estalinista implantada por el presidente Enver Hoxha en 1945.
Los socialistas, la mayor fuerza de la oposición, y varios partidos del centro y la derecha, quedaron en minoría en las legislativas de mayo de 1996, en las que el partido de Berisha se hizo con dos tercios de los escaños. La oposición, apoyada por varios observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), calificó de fraudulentos los comicios, pero sólo consiguió su repetición parcial.
