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El "descuido" de un operario originó la nube química que desató el pánico en Madrid

Jan Martínez Ahrens

El "descuido" de un operario de la fábrica Algry causó el accidente que el lunes produjo la nube química que puso a Madrid en vilo y obligó a desalojar a 250 vecinos de la colonia de Valdebebas (Fuencarral). A este "fallo humano" atribuyeron ayer la empresa y la Comunidad la rotura de la instalación que liberó a la atmósfera 500 kilos de clorhidrato de trimetilamina. El hecho de que los agentes químicos no fuesen excesivamente tóxicos evitó un mal mayor. De hecho, los bomberos, el cuerpo sobre el que recayó la responsabilidad de diluir la nube, tardaron más de una hora y media en ser informados por la empresa de la composición del escape; es decir, durante todo ese tiempo no se supo oficialmente cuál era el peligro que acechaba a los madrileños. El Defensor del Pueblo y la Fiscalía de Madrid han abierto sendas investigaciones para depurar responsabilidades.

El escape de gas se registró, según los primeros datos, poco antes de las ocho de la tarde. El primer aviso sobre la fuga, sin embargo, no llegó a la central de bomberos hasta las 20.17, y no procedió de la empresa, sino de un vecino. Esta tardanza ha causado malestar en la concejalía de Bomberos, que dirige Carlos López Collado. "No es una cuestión de peligrosidad, porque la nube no era tóxica, sino de alarma social. No es satisfactorio que el primero en llamar sea un vecino, y no la fábrica en la que se produce un accidente de tal magnitud", dijo López Collado. La empresa, interrogada dos veces al respecto por este periódico, se limitó a contestar: "Todo funcionó correctamente".Un segundo factor de insatisfacción con el comportamiento de Algry reside en que el jefe de bomberos Juan Redondo, quien llegó al lugar del accidente a las 20.20, no supo hasta las 21.10 la composición exacta de la nube; es decir, desde que se produjo la fuga hasta que se informó de su peligro para la salud pública transcurrió más de una hora. En este sentido, la Comunidad recordó ayer que la ley obliga a los responsables de una empresa en la que se registre una situación de emergencia a colaborar con las autoridades encargadas de controlar la situación. "De todos modos, cuando el jefe de bomberos entró en la fábrica, el director técnico le facilitó todos los datos", indicó López Collado.

Una válvula sin cerrar

Tanto el Ayuntamiento como la Comunidad enviaron en la mañana de ayer a sus técnicos a inspeccionar la fábrica para determinar las causas del accidente. El resultado de esta investigación se ajusta al facilitado por la fábrica Algry, dedicada a la producción de aditivos de piensos y perteneciente al grupo químico Alter. El escape, según esta versión, se originó después de que un operario, "por descuido", no cerrase una válvula durante una operación de rutina. El resultado fue que un depósito se llenó a rebosar y, en una reacción en cadena, una sustancia química -la trimetilamina- llegó hasta la torre de lavado. Esto produjo una potentísima reacción química que causó la rotura de la base de la torre y su caída. Se liberaron entonces a la atmósfera 500 kilos de clorhidrato de trimetilamina -y no de cloro-, que se transformaron en nube espesa y blanca. Además se derramaron 500 litros de ácido clorhídrico, cuya concentración no sobrepasaba el 36%.La empresa sostiene que inmediatamente puso en marcha sus aspersores de agua para diluir el derrame e intentar crear una cortina que evitase la propagación de la nube.

Tanto el jefe del Servicio de Control y Vigilancia de la Consejería de Medio Ambiente, Fernando Hernández, como el concejal Adriano García Loygorri insistieron en que la nube no fue tóxica, sino sólo irritante y que los cuatro hospitalizados por la nube ya habían recibido el alta. "Además, los 500 litros de ácido clorhídrico derramado y el agua empleada en la contención de la nube se evacuaron hacia las balsas de retención de la empresa. Luego fueron bombeadas hasta la depuradora de aguas residuales de la instalación para ' su tratamiento antes de ser vertidos a la red general", señala el informe de los técnicos de la Comunidad.

La empresa Algry y posee licencia municipal de funcionamiento desde 1983. En 1992, la fábrica fue inspeccionada por la concejalía de Medio Ambiente, que no descubrió deficiencias. Al año siguiente le llegó el turno a la consejería de Medio Ambiente. Sus técnicos revisaron las instalaciones farmacéuticas, dietéticas y de aditivos para piensos- y encontraron deficiencias en la gestión de los residuos tóxicos y peligrosos, sobre todo en el manejo de los aceites usados. "Nada que tuviese que ver con el almacenamiento de materias primas. Además, en 1994 inspeccionamos otra vez la fábrica y ya había subsanado las deficiencias", afirmó la responsable regional de Disciplina Ambiental, Carmen Fernández.

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El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que el viernes hará públicos los resultados de sus informes. "Nuestro referente son los vecinos y vamos a investigarlo todo para su tranquilidad", señaló López Collado. "No se puede negar que Algry está rodeada de casas y que lo mejor sería que estuviese lejos. Tampoco es idóneo el manejo manual de válvulas", dijo García Loygorri.

Las declaraciones de numerosos vecinos en el sentido de que la fábrica había sufrido escapes anteriores -extremo negado tanto por la empresa como por la concejalía de Medio Ambiente llevaron ayer al Defensor del Pueblo a abrir una queja de oficio y remitir una carta al Ayuntamiento y a la Comunidad para interrogarles sobre el caso. La Fiscalía de Madrid ha abierto diligencias para determinar si la empresa incurrió en imprudencia y si la fábrica reúne las condiciones adecuadas.

Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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