Las divergencias sobre los tratamientos complican la lucha contra el cáncer de próstata
Aumentan los casos que se detectan a tiempo de ser operados
Los principales obstáculos que plantea el diagnóstico precoz del cáncer de próstata son dos: la coincidencia de los síntomas con la hiperplasia benigna (aumento del tamaño de la próstata por la edad), que provoca angustia en no pocos ciudadanos, y la reticencia de muchos hombres a hacerse un chequeo. Aparición tardía, escasa incidencia clínica, lenta evolución, baja mortalidad o indeterminación de los tratamientos, son peculiaridades del cáncer de próstata que dificultan su conocimiento.Según datos de la Asociación Española de Urología (AEU), el cáncer de próstata es el más habitual en los varones a partir de los 50 años y, tras el pulmón y el del estómago, la tercera causa de muerte en el varón por neoplasia con 3.600 fallecimientos anuales.
Además, un millón y medio de españoles, de entre 50 y 75 años de edad, pueden llegar a desarrollarlo, y la morbilidad aumenta progresivamente, debido al envejecimiento de la población. Sin embargo, únicamente, el 10% de los que tienen focos microscópicos de cáncer en su próstata lo desarrollan y, los que mueren por culpa del tumor no llegan al 3%. Las posibilidades curativas del cáncer de próstata dependen de que sea descubierto a tiempo.
Miedo a saber
Luis Resel, presidente de la AEU y jefe del servicio de Urología del hospital Clínico San Carlos de Madrid, afirma que "en España, el diagnóstico precoz de cáncer de próstata en estadios que pueden ser operados -en lo que uno cree operable, aunque luego el 30% o el 40% no, lo son- no llega al 15%; luego llegamos siempre tarde".Resel opina que, si generalmente no se descubre este tipo de cáncer a tiempo de ser curado, no es por falta de medios, sino por la escasa sensibilidad de la población ante las campañas de prevención, el desconocimiento de lo que es la glándula prostática, el miedo a saber, el temor a la agresividad de los tratamientos y, también, porque no existe entre los especialistas un único criterio sobre cómo tratar un cáncer de próstata con diagnóstico precoz.
Fernando Jiménez Cruz, presidente del Consejo Nacional de Salud Prostática y jefe del servicio de urología del hospital La Fe de Valencia, se muestra más optimista y asegura que, en lo que va de década, se ha pasado de un 20% de diagnósticos localizados de cáncer de próstata a más del 50%, aunque admite que en la cuarta parte de las operaciones se descubre que el cáncer estaba extendido y, por tanto, las posibilidades de curación se reducen significativamente.
Si se diagnostica el tumor prostático cuando ya está diseminado, el único tratamiento válido es la hormonoterapia paliativa, que retrasa la evolución de la enfermedad evitando que mate al paciente, con el inconveniente de que comporta la pérdida irreversible de la apetencia sexual en aquellos que no la hubieran perdido previamente.
Para que el cáncer pueda ser curado es necesario diagnosticarlo cuando aún está localizado en. la glándula prostática, de modo que pueda ser extirpado mediante una prostaectomía radical o tratado con radioterapia a altas dosis.
Impotencia sexual
La incertidumbre con respecto a la evolución de la enfermedad, cuya lentitud dificulta el diagnóstico, unido al hecho de que los tratamientos provocan un 5% de incontinencia urinaria y más de un 50% de impotencia sexual -complicaciones que se agravan a mayor edad, aunque pueden solucionarse-, provocan que no exista unanimidad respecto a la solución adecuada cuando se detecta un tumor localizado.La elección de un tratamiento u otro responde tanto al avance de la enfermedad como a la edad del paciente, ya que en muchas ocasiones el tratamiento curativo radical no modifica su esperanza de vida y, por el contrario, empeora su calidad de vida. Jiménez explica que "si el paciente tiene menos de 10 años de esperanza de vida no está justificada ni la cirugía ni la radioterapia, y se espera un poco para ver la evolución del tumor, porque los mayores de 70 tienen más posibilidades de morir de otra cosa".
"Si un hombre mayor de 50 años observa que cambia algo en su forma de orinar está obligado, a ir al urólogo". Con esta frase resume Fernando Jiménez quién debe someterse a una prueba de diagnóstico.
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