Una dudosa reputación
Son sólo dos referencias, en un sumario de varios miles de folios, realizadas por una presunta testigo, N. S, una prostituta de origen brasileño de la que parece que se había encaprichado Carlos Piquer. Las declaraciones de la mujer han fulminado públicamente al senador. El dirigente socialista no había visto hasta ahora frenada su carrera política, por mucho que formara parte de la leyenda de las juergas nocturnas de la capital aragonesa. Al igual que otros personajes públicos de diferentes ideologías, Piquer era conocído -y él no lo ocultaba- en algunos de los locales con ganada fama por consumo de drogas o de amor mercenario.Nadie acusa a Piquer de haberse enriquecido en la política, e incluso alguno, en tono comprensivo, justifica su reputacíón asegurando que, sin embargo, "es un buen zagal". Su trato afable, su disposición para las misiones más difíciles y su dedicación a las agrupaciones locales de los socialistas aragoneses le han hecho acreedor a los mayores apoyos que pueda tener ningún otro dirigente del PSOE en Zaragoza. Con buenos contactos en Ferraz, había dedicado todo su afán a obtener el "perdón" de Felipe González.
El cree, y algunos de sus compañeros también, que ha sido víctima de un montaje. Hay unas fotos en las que aparecería desnudo en compañía de dos señoritas. Y la testigo (ahora en paradero deconocido), tras rectificar su primera declaración en la que sólo hablaba de que había visto a Piquer esnifar cocaína, habría argumentado que el senador la invitó a consumir drogas. También forma parte de la historia el pago de algunos servicios con una enigmática tarjeta de crédito. Sabe que sin una reputación cuando menos dudosa, las acusaciones apenas tendrían verosimilitud.
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