Agua maldita
LAS INUNDACIONES son la maldición anual de Andalucía... cuando otra maldición, la sequía, lo permite. A periodos de sequía pertinaz (en 1995 terminó la más grave del siglo) siguen años hidrológicos de intensas lluvias. Siempre ha sido así. El Guadalquivir alcanzó en días pasados un cauce de 3.900 metros cúbicos por segundo, niveles que son históricos, y el año pasado por estas fechas se rozaba el máximo de caudal. El conocimiento de esta climatología cambiante y excesiva, que lógicamente no puede regularse, no ha servido para que los responsables de las infraestructuras adopten las medidas necesarias que alivien los daños por inundaciones y, al mismo tiempo, aprovechen el agua de años lluviosos; beneficios que se conseguirían, por ejemplo, construyendo más embalses. Las precipitaciones han superado la capacidad de las presas actuales y han obligado a desembalsar casi 1.500 hectómetros cúbicos, los mismos que suponen el déficit anual de Andalucía, que serían imprescindibles durante la próxima sequía.La propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha advertido que el retraso en la construcción de cuatro de los embalses prometidos (La Breña II, Úbeda la Vieja, Melonares y Arenoso) y de una esclusa de regulación en el bajo Guadalquivir no sólo ha impedido recoger el agua que Andalucía necesitará en el próximo ciclo de sequía, sino que ha propiciado la inundación de zonas ribereñas causando el desalojo de unas 2.000 personas. Los años de sequía no se aprovechan para corregir los cauces y establecer defensas. Además, la mayoría de localidades sigue permitiendo la construcción de viviendas en las vegas sin prever las posibles crecidas.
La conclusión es que la verdadera maldición que sufre Andalucía es la ausencia total de previsión y la falta de inversiones en obras públicas. ¿Cómo puede explicarse que a finales del siglo XX Andalucía carezca de las infraestructuras elementales para evitar muertes y daños producidos por las lluvias? ¿Qué instancia política debe afrontar la responsabilidad de construir los embalses, acequias y sistemas de regulación del agua que se conocen desde los tiempos de los romanos?
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