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Un ex policía desvela la relación entre 'narcos' y políticos en Mexico

Guillermo González Calderoni guardó celosamente secretos durante sus diez años como jefe superior de policía de México. Los políticos le pidieron favores, sabedores de que serían tratados con delicadeza. Los servicios de investigación de EE UU recurrían a él para asuntos de espionaje y protección cuando trabajar en México se volvía peligroso. Incluso los jefes de la droga a los que estaba encargado de perseguir mantenían un diálogo intermitente con él. Ahora, tras cerca de cuatro años de exilio en Tejas, este antiguo maestro de la discreción se ha vuelto contra muchos de los que en un tiempo fueron sus confidentes y ha comenzado a contar parte de lo que sabe sobre los bajos fondos que fueron su territorio durante una década.

González, que huyó de su país poco después de ser acusado de corrupción y de haber torturado a prisioneros, es uno de los policías de mayor rango que han hablado públicamente de asuntos como el espionaje político realizado por el partido gubernamental mexicano -el Partido Revolucionario Institucional (PRI)- o sobre el efecto perverso de los beneficios de miles de millones de dólares que fluyeron desde el Sur, de los mercados de la droga americanos.Durante dos días de entrevista en McAllen (Tejas), González afirmó que un importante traficante de droga mexicano le contó que hizo importantes pagos en efectivo a Raúl Salinas mientras su hermano Carlos ocupó la presidencia. González señaló que transmítió estas revelaciones al presidente Salinas en 1992 y a las autoridades de EE UU un año después. Por entonces, la Administración de Bill Clinton estaba preocupada con su campaña a favor del Tratado de Libre Comercio y los informes, de González fueron objeto de un desmentidos, considerándolos como rumores.

En su primera entrevista amplia concedida a un periodista extranjero, González también narró cuál fue su papel en algunos de los acontencimientos cruciales recientes:

- Iniervino los teléfonos del principal candidato a la presidencia de la oposición a petición de Raúl Salinas.

- Tomó parte en las detenciones de los principales traficantes para obtener un máximo de ventaja para ganarse el reconocimiento de Estados Unidos en sus esfuerzos en la lucha antidroga.

- Un fiscal general mexicano le ordenó que incriminara a un importante líder sindical con imputaciones falsas con el fin de enviar a Washington una señal en favor del comercio entre los dos países.

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González tenía el cargo de director general de la lucha antidroga y debía informar al zar de la droga (asesor del presidente de EE UU para la lucha antinarcóticos). El Gobierno de Salinas rompió con González en 1993, acusándole de aceptar pagos de traficantes de droga y, un año más tarde, solicitó a, EE UU su extradición bajo la acusación de torturar a sospechosos de traficar con droga.

González afirmó que el Gobierno inventó estas acusaciones después de que empezara a informar a las autoridades estadounidenses sobre la corrupción de las altas esferas mexicanas. El año pasado, un juez estadounidense rechazó la extradición de González Calderoni tras oír un testimonio según el cual las autoridades mexicanas habían fabricado pruebas en su contra.

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