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"En el nuevo rock no existe tanta profesionalidad"

Diego A. Manrique

Por unas horas, Rod Stewart se desplazó ayer a España para participar en un espacio televisivo y, de paso, promocionar su último lanzamiento, If we fall in love tonight, una recopilación de sus baladas que oscila, entre lo insípido y lo glorioso. El defiende la selección: "No escucho mucho mis discos pero éste se aguanta bien, es especialmente adecuado para trayectos largos en coche" y no se disculpa porque aparezcan temas como Sailing, que todos sus seguidores tienen en discos anteriores: "Yo no tuerzo el brazo a nadie para que compre mis trabajos".Rod es, ante todo, un bon vivant. Este año, sus esfuerzos en el estudio se reducen a las canciones nuevas que sirven de cebo a su antología de baladas de amor y seducción. Además ha descubierto la fórmula para sudar lo mínimo: dos de los temas inéditos han sido hechos con los productores Jimmy Jam y Terry Lewis, antiguos músicos de Prince. Así lo explica: "Mi manager lo organizó todo, yo no había oído hablar de ellos. Te graban las bases instrumentales y sólo tienes que llegar y poner la voz".

Para tan escasa productividad, Stewart tiene la mejor disculpa: quiere estar al lado de los dos hijos que ha tenido con la modelo neozelandesa Rachel Hunter: "A mis tres hijos anteriores no les vi crecer. Llevar a los pequeños al colegio es para mí una experiencia gratificante. Hace tiempo que quería romper con la rutina de pasar meses grabando un disco y el año siguiente presentándolo en directo".

Sin embargo, se esfuerza en destacar que sigue apasionándose con la música. Saca de su abrigo sus últimas compras, discos compactos de Marvin Gaye y Bobby Worninack. Y confiesa que el sueño de su vida sería cantar con The Temptations: "Imagina a un escocés rubio rodeado de esos negros fantásticos". Eso sí, todavía se fía de Rob Dickins, el director de su compañía británica, para escoger el material que cantará: "Le estoy muy agradecido de que me presentara las composiciones de Tom Waits. ¡Y seguro que Tom debería agradecérselo aún más!"

Una novedad son sus contactos con Elvis Costello, "que ha prometido pasarme canciones; él es un gran letrista, aunque no diría lo mismo de sus facultades como intérprete". Reconoce que, a sus 51 años, no puede conectar con mucho del nuevo rock: "En los se senta te tirabas años actuando antes de llegar al estudio de graba ción. Ahora todo es más fácil y no existe tanta profesionalidad. Ves a grupos que salen del escenario y esperan que el público les agradezca que hayan aparecido, cuando debería ser justamente al revés".

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