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Muere el cantante 'country' Faron Young

Diego A. Manrique

El cantante country Faron Young falleció ayer, a los 64 años, en el hospital Columbia de Nashville (Estados Unidos), como consecuencia de las heridas sufridas el pasado lunes al dispararse con un arma de fuego en la cabeza. Un amigo de Young encontró ese día una carta en la casa del cantante, en la que éste anunciaba su intención de suicidarse.

Entre los históricos del country, Faron Young parecía un improbable candidato al suicidio. Cierto que causó algunos alborotos entre los bienpensantes en los años cincuenta con temas como Tengo cinco dólares y es sábado por la noche o Vive rápido, ama intensamente y muere joven pero desde los setenta era uno de los pilares de Nashville, esa ciudad de Tennessee que puede generar más dinero como centro de diferentes religiones pero que está identificada mundialmente con la música vaquera.Faron era un pilar económico: poseía editoriales musicales, publicaba una poderosa revista, construyó edificios de oficinas y tenía intereses en todos los negocios relacionados con el country. La percepción pública de Faron Young era la de un personaje dicharachero y radiante, con una voz clara y comunicativa; su personaje funcionaba perfectamente en televisión e incluso ganó algunos papeles en películas del Oeste pertenecientes a la serie B.

Nacido en Shreveport (Luisiana) en 1932, Faron era un profesional de la música desde 1949, un oficio que consideró más apetecible que trabajar en la granja familiar. Rápidamente se convirtió en uno de los chicos bonitos de la música country, un artista enormemente popular que fue reclutado por el Ejército pero que se limitó a visitar Corea como entretenedor de tropas.

Uno de sus méritos fue reconocer tempranamente el talento de Willie Nelson, al que grabó en 1961 una de sus composiciones emblemáticas, Hello walls. Una canción de arrepentimiento y pesadumbre pasada por el filtro del alcohol: aún en las piezas más convencionales, grabadas para los sellos Mercury o MCA, Faron Young parecía transmitir la idea de que la vida es algo para apurar a fondo y que los placeres del cuerpo tienen prioridad sobre todo lo demás.

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