González acusa al Ejecutivo de romper la armonía fiscal que propugna para Europa
El secretario general del PSOE, Felipe González, lanzó ayer en Múnich una seria advertencia acerca de la ruptura de la armonía fiscal que entrañan las últimas decisiones del Gobierno en materia autonómica. No rechaza el modelo de financiación, pero le preocupa la autonomía normativa, que es presentada como corresponsabilidad fiscal sin ser tal. "En Alemania", dijo, "a nadie se le ha ocurrido que haya tramos del impuesto sobre la renta con una normativa diferente dependiendo del Estado federado en que se viva. Además, pedimos la armonización fiscal en Europa, y en España desarmonizamos fiscalmente".
El ex presidente de Gobierno expresó su confianza en que España entre en la Unión Monetaria Europea y se mostró de acuerdo con los objetivos del Tratado de Maastricht, que considera "absolutamente sensatos para el país". El líder socialista, que pronunció en un teatro de la capital de Baviera una conferencia sobre España, de setenta minutos de duración, expresó en conversación con corresponsales españoles su disposición a cooperar con el Gobierno en puntos donde hay coincidencia, y afirmó: "Yo quiero ayudar a generar confianza dentro y fuera del país". El líder del PSOE realizó un viaje relámpago para participar en un ciclo de conferencias que, Felipe González, bajo el título Discursos sobre el propio país, se realiza cada año y organizan el teatro de cámara de Múnich, el departamento Cultura del Ayuntamiento y el grupo de medios de comunicación Bertelsmann. Unas 600 personas llenaron el teatro, tras pagar unas 1.250 pesetas por cada localidad. El público interrumpió con aplausos algunas de las intervenciones de González.
La presentación corrió a cargo del ex ministro de Asuntos Exteriores alemán y actual diputado del Partido Liberal (FDP) Hans-Dietrich Genscher, quien dedicó 20 minutos a un encendido elogio de la figura de González y su política. Entre los asistentes se encontraban en primera fila el presidente de Gobierno del Estado federado de Sajonia, el democristiano Kurt Biedenkopf; el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata en el Bundestag, Rudolf Scharping, y el embajador de España en Bonn, José Pedro Sebastián de Erice.
Empezó González con dos anécdotas sobre su presentador Genscher en reuniones europeas, cuando se debatían temas tan escabrosos como el rearme nuclear de la OTAN y la reunificación alemana, y se refirió a continuación a la amistad que unió y une a dos alemanes como el fallecido dirigente socialdemócrata Willy Brandt y el actual canciller democristiano Helmut Kohl.
El ex presidente español casi se definió como liberal, en honor a Genscher, y, tras afirmar que "nunca" ha sido "antiliberal", citó a Indalecio Prieto: "Soy socialista a fuer de liberal". Y para definirse a sí mismo, dijo: "Siempre he sido moderado, y relativista intelectualmente". Alabó la eficiencia del mercado, pero se negó a "adorarle como a un becerro de oro". No nombró en su conferencia ni una vez al presidente del Gobierno, José María Aznar; en cambio, elogió a su antecesor Adolfo Suárez, como artífice de la negociación política de la transición, y el papel moderador del rey Juan Carlos.
Reconoció que los socialistas llegaron al poder con la creencia de que iban a crear 800.000 puestos de trabajo y lo que ocurrió fue que se destruyeron 300.000. Luego, expuso los logros: creación de infraestructuras -un kilómetro de autovía en cada día de gobierno-, telecomunicaciones y privatizaciones.
González señaló tanto la necesidad de "descentralizar el Estado y mantener la cohesión del conjunto" como la de "descentralizar para evitar una centrifugación incontrolada". Pero en una conversación posterior con periodistas españoles advirtió contra los riesgos de "ruptura de la armonía fiscal" y expuso la conveniencia de "una negociación entre las fuerzas políticas del Estado y las nacionalistas, para ver si damos una orientación a todo el proceso". Es decir, un intento de "acuerdo serio sobre el sistema de financiación" autonómica.
El ex presidente anunció una próxima propuesta suya sobre la contabilización del número de parados y expresó su disposición a crear confianza hacia la economía espanola, dentro y fuera del país, algo que considera "un componente psicológico importante".
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