Espejos
Han descubierto al mismo tiempo a cara oculta de la Luna y la de la ONU, y las dos son horribles. En la primera hay un lago helado, un espejo en el que, si te asomas, ves las moléculas de ácidos, azúcares y alcoholes de las que procedemos. Esos compuestos químicos son como la foto del abuelo que había al fondo del pasillo y cuya mirada te censuraba al entrar en el cuarto de baño por tus fantasías, y también al salir, por tus arrepentimientos. El espacio se está configurando como una casa antigua llena de cornucopias y armarios de tres cuerpos. La Luna, finalmente, no es más que un viejo aparador con lámina de azogue en donde podemos comprobar que antes de abandonar la charca convertidos en DNA no éramos sino un conjunto de átomos de carbono con cierta habilidad para transformarnos en moléculas de alcohol.Puro bricola e moral que ha alcanzado límites de perfección en la cara oculta de la ONU, otro espejo helado en el que estos días podemos contemplarnos violando minuciosamente a quienes salvábamos. En Mozambique, sin más herramientas de paz que los genitales, en cuyos mástiles ondeaban las sagradas banderas, conseguimos crear un verdadero ejército de prostitutas de apenas 12 años de edad. A muchos niños tuvimos que dilatarles el recto sin otro útil que el fusil ametrallador, pues no había manera de que nuestros soldados los penetraran sin dañarse. Normal, por tanto, que violáramos a las niñas con las piernas previamente arrancadas, incapaces de resistirse a nuestra ayuda humanitaria.
En el charco de la cara oculta de la Luna, en fin, podemos ver cómo éramos, y en el espejo del lado oscuro de la ONU, cómo hemos llegado a ser. Ahora hay que procurar que aquél no se descongele: saldrían en seguida del agua cascos azules dispuestos a salvarnos.
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