El McDonald's se va de Pekín
China gana el pulso a la cadena de comida rápida cuya pugna con la Administración destapó toda una red de corruptelas y sobornos
Pekín amaneció ayer sin la enorme M que coronaba la fachada de la mayor hamburguesería del mundo, a tan sólo dos manzanas de la también mayor plaza del mundo: Tiananmen. A escasos metros de la Ciudad Prohibida, en la esquina de la comercial calle de Wangfujing con la avenida de la Paz Eterna se elevaba hasta ahora un McDonald's de 3.000 metros cuadrados.La desaparición del negocio de Ronald McDonald es una extraña derrota de la cadena de comida rápida más popular de la Tierra frente al pulso que le echó el Gobierno municipal de Pekín, cuando dos años atrás decidió cerrar este restaurante de 750 plazas. Todos los símbolos externos desaparecieron ayer a la espera de que hoy comiencen a trabajar las excavadoras que reducirán a escombros el edificio para dejar paso a un inmenso centro comercial financiado por el magnate hongkonés Li Kashing.
Hace dos años, McDonald's recibió la comunicación de que tenía que mudar su establecimiento bandera. Fue una sorpresa bastante mal recibida por la compañía, que había abierto el restaurante en 1992, después de firmar un acuerdo de arrendamiento por 20 años del emplazamiento. La noticia también sacudió a toda la comunidad extranjera de negocios, que vio sus acuerdos convertidos en papel mojado. Si Pekín se atrevía a retar al gigante de la hamburguesa, el resto de las firmas podía empezar a temblar.
La compañía norteamericana protestó por considerarse perjudicada y con su amenaza de acudir a los tribunales destapó el mayor escándalo de corrupción de la historia de China. Por el hilo de McDonald's se llegó a un enorme ovillo de sobornos, desvío de fondos y prevaricaciones que alcanzaba la fabulosa cifra de 300.000 millones de pesetas. El suicidio del teniente de alcalde Wang Baosen en abril de 1995 hizo saltar el escándalo, y Chen Xitong, amigo personal del anciano líder Deng Xiaoping, y miembro del buró político del Partido Comunista Chino (PCCh) y secretario general del PCCh en Pekín fue obligado a dimitir por su implicación en los hechos.
Mientras, las excavadoras iban destruyendo todos los alrededores de la conflictiva hamburguesería, dejándola convertida en un montón de ruinas. Y McDonald's decidió negociar con el Ayuntamiento. Pero también súbitamente se paralizaron las obras porque quedó en evidencia que el proyecto tenía una altura muy superior a la permitida.
Li Kashing, a través de su compañía Cheung Kong, logró renegociar su proyecto a principios de este año, y las máquinas acabaron con los últimos ladrillos de cuatro manzanas y sitiaron a McDonald's, cuya permanencia parecía ya inviable. Marvin Whaley, presidente de la McDonald's China Development Company, dijo ayer en un comunicado que la empresa llegó a un acuerdo con las autoridades municipales para trasladar el restaurante de Wangfujing "en un espíritu de cooperación y de equipo de trabajo".
El director general de McDonald's en Pekín, Tim Lai, no fue menos conciliador: "Las dos partes estamos contentas, y creo que el Gobierno de Pekín nos ha ayudado un montón". Los detalles del acuerdo permanecen en el más riguroso de los secretos, al igual que tampoco se ha mencionado cantidad alguna de pago en compensación. Según La¡, en menos de dos años habrá dos McDonald's en Wangfujing, aunque no quiso mencionar el emplazamiento.
La rápida expansión de Big Mac en Pekín es, sin duda, parte de la negociación por la muerte del primer McDonald's de China, que fue un éxito desde el mismo primer día en que abrió sus puertas. Sus dos pisos estaban siempre repletos de chinos deseosos de modernidad occidental a precios asequibles y de turistas deseosos de un alto en el camino tras el recorrido por la China imperial y la revolucionaria. De hecho, desde que la municipalidad exigió el traslado hasta ayer, el número de restaurantes ha aumentado de seis a 29, mientras en China hay ya un total de 100.
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