Juan Pablo II quiere relanzar el diálogo con otras confesiones
La voluntad de revisar los poderes a los que el Papa podría renunciar, a fin de resolver los problemas que el primado de Roma plantea al diálogo de la Iglesia católica con las demás confesiones cristianas, fue reafirmada ayer por Juan Pablo II, que hoy mantendrá una entrevista con George Leonard Carey, arzobispo de Canterbury. Las relaciones del Vaticario con la Iglesia anglicana, la más próxima a la católica, sufrieron un brusco enfriamiento que alejó toda perspectiva de unidad inminente desde que los protestantes ingleses admitieron el sacerdocio de la mujer.La convicción cristiana de que el primado de Pedro, es decir, la autoridad suprema del obispo de Roma sobre toda la Iglesia y en concreto sobre todos los demás obispos, es una institución de origen divino y, por lo tanto, irrenunciable, "constituye una dificultad para la mayor parte de los demás cristianos", reconoció ayer el Papa en un escrito enviado a una convención inaugurada en el Vaticano sobre el tema por el cardenal Joseph Ratzinger, a la que asisten católicos y protestantes.
No puede ser considerada casual la coincidencia entre esta reunión, ante la que el Papa reafirmó su disposición a revisar la estructura del primado sin menoscabo esencial de su principio ya expresada este mismo año en la encíclica Ut unum sint, y la visita de la delegación anglicana presidida por Carey.
Los obstáculos
El arzobispo llegará esta mañana a Roma, acompañado por el arzobispo de Ciudad El Cabo, Njongonkulu W. Ndungane, y por los obispos Mark Santer, de Birminghyan, John Hind, de Gibraltar, y Jeffrey Rowthome, encargado de las Iglesias Episcopales en Europa. Esta misma tarde, la delegación será recibida por Juan Pablo II. El arzobispo Carey volverá a reunirse en privado con el Papa el jueves.Obstáculos destacados al diálogo actual entre católicos y anglicanos son la absoluta oposición del Papa al sacerdocio femenino, cuya aceptación por los protestantes ingleses dio lugar a un importante éxodo de religiosos de esa confesión hacia la fe católica, y la rigidez actual del Vaticano en materia de moralidad y costumbres.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio que el cardenal Ratzinger dirige con inflexibilidad germánica, tiene abierto un contencioso con los paulinos, por considerar que sus revistas, como Familia Cristiana, de gran tirada en Italia, difunden una visión de la sexualidad excesivamente permisiva. Por otra parte, Gianfranco Bella, presidente del Tribunal Eclesiástico de Roma, en una conferencia pronunciada el pasado domingo, consideró lícitas las prótesis y tratamientos farmacológicos contra la impotencia sexual masculina, a condición de que sean revelados antes del matrimonio a la futura esposa.
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