EE UU y Rusia se enfrentan en Lisboa por el modelo de seguridad para Europa

Estados Unidos y Rusia discrepan significativamente sobre el modelo de seguridad para Europa en el siglo XXI. Durante los trabajos preparatorios de la cumbre de OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), que se celebrará en Lisboa los días 2 y 3 de diciembre, Washington ha dejado bien claro que la OTAN será el eje central de la seguridad europea, mientras que Moscú -fuera de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea- pretende fortalecer la capacidad decisoria de la OSCE como futuro centro de diálogo y cooperación entre sus actuales 54 miembros para asegurar la estabilidad en el Viejo Continente. La cumbre aprobará un nuevo mandato para la reducción de armamento convencional.

Desvanecida la amenaza de la guerra fría, los dos viejos enemigos no consiguen aproximar sus intereses para diseñar un nuevo modelo de seguridad para Europa. La propuesta rusa de establecer en el seno de la OSCE un nuevo sistema de cooperación y seguridad europeas no ha obtenido el apoyo de EE UU, que se opone radicalmente a cualquier alternativa que debilite la posición de la Alianza Atlántica. Ayer el presidente ruso, Borís Yeltsin, se reunió con el primer ministro Víktor Chernomirdin y otros miembros del Gobierno para tratar de la cumbre de la OSCE, y al final de la reunión el portavoz oficial Sergei Yastrzhembsky dijo que Rusia sigue estando en contra de la expansión de la OTAN a los países del Este. Si se produce "conducirá a una nueva división de Europa", añadió.Por el contrario, EE UU considera determinante para la futura arquitectura europea la cumbre de la Alianza Atlántica, prevista para la primavera del próximo año, donde, una vez ampliada hacia los países del Este, deberá configurarse el marco político e institucional de relaciones entre Washington y Moscú.

Los esfuerzos diplomáticos por superar en Lisboa el fracaso de la pasada cumbre de Budapest (1994) no van a obtener una nítida recompensa. La advertencia del ex ministro de Exteriores soviético Edvard Shevardnadze en Budapest -"La guerra (fría) acabó, ¡cuidado con la paz!"-, aún deambula entre los delegados de la organización.

Es evidente que Moscú pretende potenciar la capacidad de la OSCE, única organización euroatlántica donde Rusia está presente al mismo nivel que Estados Unidos, y reducir el peso específico de la OTAN, cuya ampliación hacia al Este aislará y reducirá la influencia de Moscú en el escenario europeo.

Por su parte, la Unión Europea ha presentado una propuesta alternativa y salomónica, la denominada Plataforma de Seguridad Cooperativa, que busca establecer "mecanismos de interacción" entre los diferentes organismos europeos (OTAN, OSCE y UEO).

La Unión Europea subraya que el concepto de "seguridad" no debe estar ligado exclusivamente a criterios relacionados con la defensa militar, sino al respeto por los valores democráticos, el reconocimiento de los derechos humanos y de los Estados de derecho, y la defensa de la economía de mercado.

La propuesta europea destaca también que el futuro refuerzo de la seguridad en Europa debe definirse a través del "diálogo y la interacción" entre todas las organizaciones relacionadas con este concepto de seguridad. La UE también pretende ampliar la participación de la OSCE en acciones operativas para el mantenimiento de la paz como las ya realizadas en Bosnia.

La cumbre estudiará nuevas contribuciones de la OSCE al restablecimiento de la estabilidad en la región siguiendo el mandato que le fue atribuido en Dayton.