Un ejército más pequeño, ágil y barato

Desde que anunció la reforma de las Fuerzas Armadas francesas, en mayo pasado, el presidente Jacques Chirac ha hablado siempre de un ejército profesional, y no de un ejército de métier (de oficio). La distinción es importante, porque supone el fin de la carrera militar: ya no habrá empleo de por vida, sino contratos renovables cada. cinco años. El futuro ejército previsto por Chirac será más pequeño que el actual, pero más ágil y mejor preparado.Uno de los principales objetivos quedó especificado desde el principio: Francia debe ser capaz de desplazar, en cuestión de días, 60.000 soldados a cualquier zona del mundo. Los críticos de la reforma, tanto en la izquierda como en la derecha, afirman que a eso se le llama "ejército colonial". Como concesión a los partidarios de la mil¡, la ley de reforma no implica la abolición del servicio militar obligatorio, sino su "suspensión indefinida".

El ministro de Defensa, Charles Millon, afirmó ayer que el ejército profesional tendrá tres ventajas: más efectividad, mejor adecuación a la pirámide demográfica (cada año eran mayores los excedentes de cupo) y control del gasto.

La profesionalización implicará una cierta reducción de costes. El Ejército de Tierra, por ejemplo, dispone en 1996 de 104.307 militares profesionales, 31.946 empleados civiles y, 132.319 reclutas. En total, 268.572 personas. En el 2002, año uno del nuevo sistema, ese mismo, ejército contará con 133.126 profesionales, 34.000 empleados civiles y sólo 5.500 voluntarios. En total, 172.626 personas. Se pagará más en salarios, pero se gastará menos en manutención.

Según los cálculos del Ministerio de Defensa, el ejército profesional costará en el 2002 lo mismo que ahora el de reclutamiento: 4,6 billones de pesetas anuales. Habida cuenta de la inflación, ello supondrá un ahorro, completado con la reorganización de la industria militar (50.000 despidos), y una sensible reducción en los créditos para compra de material. La disuasión nuclear se mantendrá sin cambios.