Un árbol político mediterráneo
El Olivo es el nombre que recibe el movimiento que surge en Italia para hacer frente al derechista Polo por la Libertad. Tras el triunfo de la derecha en España el pasado 3 de marzo, algunos políticos empiezan a mirar hacia Italia. Las miradas se plasman en un ciclo de conferencias celebrado en mayo en Barcelona en el que Raimon Obiols (PSC), Rafael Ribó (IC) y Angel Colom (entonces aún en ERC) reflexionan sobre la conveniencia de buscar la unidad de acción entre las fuerzas de izquierda y de éstas con los movimientos sociales que acogen a los desencantados de los partidos tradicionales. La sugerencia recibe una acogida desigual, y no son pocos, como recordaba ayer Ribó -máximo defensor, junto a Obiols, del Olivo catalán-, los que se apresuran a enterrar a la criatura antes de verle la cara. Aún así, la idea ha ido calando realmente, perfilándose sin prisas, pero sin pausas.
En estos momentos, el PSC e IC asumen la necesidad de coordinar las fuerzas de izquierda para desplazar democráticamente a la derecha (CiU) del Gobierno catalán. ERC, en cambio, duda y un día está a favor, otro en contra y al tercero todo lo contrario.
Algunas de las primeras formulaciones fueron maximalistas y hablaban incluso de listas comunes en las municipales de 1999. Actualmente, las posturas son menos ambiciosas: sugieren formar alianzas donde la aritmética lo permita y preparar actuación comunes, desde la diversidad de cada cual. En palabras de sus promotores: desde el respeto a la identidad, sin prepotencia ni exclusivismos.
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