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Los empresarios y la oposición critican en Roma el pacto

"La industria italiana merecía algo mejor". Esta frase pronunciada anoche por el líder de la oposición italiana, Silvio Berlusconi, resume las críticas suscitadas en casa por la negociación que ha desarrollado el Gobierno de Romano Prodi para el retorno de la lira al Sistema Monetario Europeo. Críticas moderadas, sin embargo, por la convicción casi unánime de que "resultaba obligado", según expresión también de Berlusconi, poner término a las vacaciones de cuatro años y dos meses que la divisa italiana se ha tomado con respecto a la disciplina monetaria de la comunidad.La patronal, Confindustria, había recomendado que se apuntara a un objetivo de 1.050 liras por marco, con el designio secreto de cerrar en las 1.020 liras por marco. La cota de las 990 liras queda bastante por debajo de esos deseos, y no satisface siquiera los del presidente honorario de Fiat, Giovanni Agnelli, que dijo que cualquier acuerdo por encima de las 1.000 liras sería bienvenido.

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La industria italiana registró un récord de exportaciones durante 1994 y 1995, cuando la lira se aproximó a la cota de 1. 100 frente al marco. El mercado exterior italiano ha experimentado en cambio, una fuerte contracción en 1996, a medida que se recuperó el 25% de devaluación sufrido por la divisa italiana en los años precedentes.

Las críticas empresariales no son, sin embargo, radicales. Carlo De Benedetti dijo anoche que la vuelta de la lira al SME era, en cualquier caso, una noticia excelente.

Satisfacción de Prodi

Prodi dijo, por su parte: "El retorno de la lira al SME es consecuencia de la seriedad de nuestra política económica, de la estabilidad que hemos dado al país. Este resultado representa, además, la premisa para una rebaja del precio del dinero y constituye un paso fundamental para nuestra participación en la Unión Monetaria Europea". Desde Bruselas, Antonio Fazio, gobernador del Banco de Italia, puntualizó que el tipo de interés depende de la inflación, y no de la cotización de la lira.

El único que habló de "peligro de muerte" para el sistema productivo del norte de Italia fue el líder independentista Umberto Bossi. Un euroescéptico afín a Berlusconi, el ex ministro de Exteriores Antonio Martino, opinó que el problema del nivel central de la lira es bastante irrelevante en la medida en que el SME tolera un margen de oscilación del 15% que permitirá que la cotización se acerque mucho a la aspiración máxima de los industriales.

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