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La rígida postura de Francia impidio ayer el retorno de la lira al Sistema Monetario Europeo

Xavier Vidal-Folch

La rigidez de Francia obstaculizó el regreso e la lira al Sistema Monetario Europeo (SME). El Comité, Monetario, reunido en Bruselas durante casi nueve horas, fracasó en su intento de fijar el tipo de cambio al que la lira podría ingresar en el SMIE. Francia propugnó una equivalencia que apreciase la lira por encima de sus últimas cotizaciones de mercado, por miedo a la potencia exportadora transalpina. Italia pugnó porque su divisa siguiera la línea del mercado. Deberán ser hoy los ministros de Economía quienes, en un Ecofin extraordinario convocado para las dos de la tarde, den salida a la crisis.

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Un mecanismo muy inestable

En el fondo del debate, latió el interrogante de otorgar o no a Roma un espaldarazo para su futuro acceso a la moneda única europea en el grupo de vanguardia. Todavía no lo ha logrado. A las 21.30 horas, y tras intensas consultas a las capitales y reuniones bilaterales, los miembros del Comité Monetario constataron su fracaso y se decidió la convocatoria de un Ecofin extraordinario,- para superarlo. Es el primer gran fracaso del Comité Monetario desde 1993, cuando debió reenviar a los ministros la modificación de las bandas del SME.La reunión había empezado a las 13.00 horas. Ya desde la entrada de los directores del Tesoro y los subgobemadores de los bancos centrales al inhóspito edificio Borschette de Bruselas, se pudo constatar las diferentes apreciaciones del calendario, que siempre revelan cuestiones de fondo. Mientras los representantes españoles auguraban que la reunión sería "breve", los finlandeses sostenían que la cosa iría para largo.

Nada más iniciado el encuentro, la discrepancia fundamental saltó sobre la mesa. Los italianos Mario Draghi y Pierluigi Ciocca reiteraron la propuesta de su país de reintegrar la lira en el SME cuatro años después de su expulsión. Y concretaron el punto polémico, la tasa de equivalencia a que debería retomar: 1.020 liras por marco.

Este guarismo era algo superior al de 999 liras por marco al que los mercados cerraron el viernes, e incluso al de 1.010 liras por marco, que resultaría de aplicar el mismo criterio que se utilizó el pasado octubre para el ingreso de la markka finlandesa. A saber, la cotización promedio de los últimos seis meses. Así lo respaldó desde Italia el ministro de Hacienda, Carlo Azeglio Ciampi, al reivindicar que la discusión tomase en cuenta "las cotizaciones más recientes del mercado.

Para defender esta propuesta, recordaron los esfuerzos de estabilidad y rigor presupuestario emprendidos por Italia en los últimos tiempos. Un indicio concreto de esta convergencia es el nivel moderado de la inflación en las grandes ciudades, que este mes. debería situarse en tomo al 2,6%, cuatro décimas por debajo del mes de octubre.

Como se preveía, inmediatamente reaccionaron los franceses Jean Lemmiere (Tesoro) y Hervé Hannoun (Banco de Francia), quienes postularon una equivalen cia de 950 liras por marco. - Es de cir, una tasa mucho más apreciada que la del mercado. Con está cifra se oponían a lo que consideran un peligro: un tipo de cambio demasiado débil, que favorezca a la gran potencia exportadora italiana en detrimento del comercio exterior francés. Y que constituya una reedición, de facto, de los efectos de la espiral devaluadora que sufrió la lira tras su expulsión del SME.

Pero eso, evidentemente, topaba con los intereses de las grandes - firmas exportadoras italianas, ya recelosas del punto de partida de su Gobierno. Debajo del razona mientó técnico francés podría ocultarse el deseo de París de obstaculizar la entrada de la lira hasta final de año y, en general, de que ésta cuente con mayores dificulta des, para que los mercados no la interpreten como un espaldarazo al futuro ingreso de Italia en la moneda única con el grupo de vanguardia.

Tras esta inicial toma de posiciones, la reunión se volcó en razonamientos circulares sobre el mismo asunto. Apenas se avanzaba en convencer a los principales protagonistas. Hasta el punto de que Prodi declaraba a las 16.30 horas, tras una sesión de Jogging en Bolonia, que "o la reunión acaba hoy [por ayer, sábado], o más probablemente mañana" [por hoy, domingo] en un formato de "ministros de Hacienda". Pese a ello, se mostraba optimista "¿Cómo quiere que no lo sea?", razonaba, si Italia ha preparado bien las cosas y ha realizado todos los esfuerzos presupuestarios y macroeconómicos en la línea de la convergencia y la estabilidad. "No se puede echar en saco roto" el nivel de sacrificio ya realizado por Italia, apoyaba un alto funcionario comunitario.

Sin embargo, el club más secreto del mundo atendía en Bruselas no sólo a estos argumentos, sino también a los contrarios, formulados con más o menos claridad. A saber, la eventual distorsión competitiva de una tasa de equivalencia demasiado escorada hacia una lira débil, o la larga historia de inestabilidad monetaria 'italiana, que se podría exportar como un virus al resto de sus socios. Y no sólo lo hacía hacia adentro, sino también mediante continuas consultas a las capitales.

En busca de la credibilidad perdida

La reincorporación de la lira al mecanismo de cambios europeo ayudaría sin duda a Italia a restablecer parte de la credibilidad perdida. Una credibilidad que permitiría al Banco de Italia reducir de forma más agresiva sus tipos de interés reales -descontada la inflación-, unos de los más altos de la UE. El precio del dinero está en el 7,5% desde octubre. Todos los datos apuntan a que el IPC bajará en noviembre al 2,6%. En España, mientras, con una inflación más alta (3,5%), él precio oficial del dinero es el, 6,75%, 0,75 puntos menos que en Italia.Italia necesita relajar su política monetaria para impulsar el ritmo de crecimiento de su economía, frenado bruscamente en los últimos meses. El crecimiento del 3% registrado en 1995 puede verse reducido a la mitad o menos este año. Las razones: la debilidad del consumo en sus principales mercados de exportación y la corrección al alza de la lira desde los mínimos del año pasado. El FMI augura un crecimiento del 1,1 % para este año y la OCDE, un 1,7%.

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