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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los dos rombos

El Grupo Parlamentario Popular va a presentar una propuesta edificante, moderna, racionalizadora, como acostumbran a ser todas las suyas: advertir a los telespectadores de los contenidos de algunos espacios televisivos.¿Se trata quizá de advertirnos sobre las cualidades estéticas o intelectuales de estos programas? ¿De ponernos en guardia sobre su poder de aburrir al más pintado, por ejemplo? No. El código visual que se busca está destinado a una mucho más excelsa misión: advertirnos de la perversidad moral de ciertos rellenos televisivos. Naturalmente, querido lector, has acertado (siglos de mala educación moral son capaces de provocar estos automatismos cognitivos) al pensar que aquello que es objeto de la moral, según el Grupo Popular, es, ¿cómo no?, el sexo.

Ahora, como resultado de la lectura de algunos manuales de psicología social, también incluyen la violencia. Así, el regusto carca que podría transmitir el interés por controlar los contenidos sexuales, se compensa con el barniz de modernidad que aporta la preocupación por los "contenidos violentos".

"Hay que proteger a la familia y a la infancia". Ésta es su divisa. Siempre por nuestro bien. Es curioso que este Gobierno, tan liberal en lo económico, tan proclive al enflaquecimiento del Estado, tan preocupado por fortalecer eso que llaman,"la sociedad civil", se convierta en el gran pontificador de la moral y nos prevenga contra aquello que puede no ser bueno para nosotros. Lo mismo que las autoridades sanitarias nos advierten de que el consumo de tabaco perjudica seriamente la salud.

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¿Qué perjudica seriamente nuestra salud moral? ¿Quiénes son las autoridades sanitarias de la moral? Sorprende (¿sorprende?) que justamente aquellos que más dicen preocuparse por la virtud y la moral son los que tratan de aniquilarla, pretendiendo que la virtud sea obligatoria. La moral por decreto ley.

¿Por qué sólo el sexo, y la violencia física? ¡Qué pregunta más tonta...! Pues porque los otros programas, ésos en los que el mayor empeño del presentador/a consiste en arrancar a sus invitados un buen caudal de lágrimas al tiempo que relata sus miserias, constituyen una buena dieta moral. Lo mismo que los informativos manipulados, o las tertulias que no hacen sino convertir en un chiste cualquier pretensión de profundidad y honestidad intelectual ("no suban tanto el nivel de sus intervenciones, por favor", suele terciar, sensatamente el moderador, demostrando así un exquisito cuidado por no liar demasiado al televidente). ¿De qué pretende defendernos el PP? ¿De la televisión basura? ¿Existeel público basura?

Proteger la infancia y la familia. Es enternecedor. De verdad. El despido libre, la esclavización (perdón, modernización) del mercado laboral, la disolución de la sanidad y la enseñanza públicas, la proliferación de tasas..., le vienen muy bien a la familia y a la infancia. Sí, hombre, cuanto más insatisfechos, desorientados, pasivos y embrutecidos estemos, más nos gustará ver a Jesús Puente (así sabremos lo que es el amor), a Tico Medina (que nos explicará lo malo que es Internet y la enorme cantidad de pederastas que hay por el mundo) y a Isabel Gemio (que unirá familias en vivo y en directo. Y, además, ¡con música!). Estos programas son muy familiares. Y cuando el encargado de asuntos morales decida marcar con un icono de peligrosidad un programa, respiraremos tranquilos y agradecidos por no habernos dejado caer en el lodazal de la concupiscencia y la animalidad. Es, al Fin y al cabo, cosa de la salud democrática, de esa nueva ficción útil que se llama "los países de nuestro entorno". En Francia lo tienen.-

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