Dirigentes del PP creen que el Gobierno ha fallado en su intento de integrar a los nacionalismos

Las cesiones del Gobierno a los nacionalistas y su efecto en la cohesión nacional han creado inquietud en los dirigentes más veteranos del PP, que no han dudado en manifestar por vez primera en la dirección del partido su descontento. En su opinión, se ha conseguido la necesaria estabilidad parlamentaria, pero el Ejecutivo está fracasando claramente en su proyecto de integrar a los nacionalismos. Políticos veteranos y cualificados como Jaime Ignacio del Burgo, Javier Rupérez y Rodolfo Martín Villa plantearon a la dirección nacional el pasado lunes su preocupación no sólo por el incumplimiento de los objetivos del pacto de investidura, de José María Aznar, que buscaba precisamente integrar a los nacionalismos en un proyecto nacional. Algunos fueron más allá y llamaron la atención por el desarme ideológico en que está incurriendo el partido del Gobierno.

Las continuas demandas nacionalistas de Jordi Pujol, el secretismo con que se negoció la renovación del Concierto Económico vasco y, en definitiva, la sensación de que el Gobierno está haciendo concesiones ante los partidos nacionalistas, principalmente CiU y PNV, a cambio de su apoyo parlamentario estuvieron sobre la mesa en la última sesión de la dirección nacional del PP.El diputado Javier Rupérez recordó que el objetivo del PP al pactar con los nacionalistas en abril era doble: asegurar la estabilidad del Gobierno, sí, pero también avanzar en la integración de los nacionalismos en un proyecto nacional. Aseguró que, a los seis meses de la firma de aquellos acuerdos el primer objetivo se ha conseguido, pero no el segundo. Más bien, al contrario, las continuas demandas nacionalistas, lejos de serenarse, crecen aún más, reseñó Rupérez. Sus críticas esta llaban sólo un día después del con greso de Convergència Democrática de Catalunya (CDC), en el que Jordi Pujol auguró que la ce sión de los impuestos especiales a Cataluña, ahora negada por Aznar, "también caerá", Ese mismo congreso. aprobaba en una de sus ponencias defender una reforma de la Constitución y el derecho a la autodeterminación de Cataluña, aunque a largo plazo. Por añadidura, un dirigente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) tan moderado como el consejero de Interior, Juan María Atutxa, se decantaba. igualmente por la auto determinación de Euskadi, sin violencia de ningún tipo.

Rupérez puso como ejemplo de imagen de cesión ante los nacionalistas y de desconcierto generalizado la "nocturnidad" con que el Gobierno ha negociado con el PNV el Concierto Económico vasco. Pero el diputado navarro Jaime Ignacio Del Burgo fue más crítico. Advirtió que el PP no puede incurrir en un desarme ideológico por mantener su pacto con Jordi Pujol y Xabier Arzalluz, líderes de formaciones políticas que, dijo, tienen un proyecto nacionalista claro, cuando el PP peca de lo contrario, permanece en silencio y elude plantearse una alternativa ideológica.

El diputado navarro no sólo defendió la necesidad de un blindaje ideológico ante aquellos nacionalismos, sino también ante las demandas de los barones autonómicos del PP. Así, criticó la petición de los impuestos especiales hecha por el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y defendió, alternativamente,, la existencia de los dos modelos de financiación autonómica: el foral, que afecta a Navarra y Euskadi, y el común, vigente en las demás comunidades.

Del Burgo no puso en duda la bondad de los pactos con los nacionalistas, sino la falta de respuesta del Gobierno y del PP en el terreno ideológico. También insinuó deficiencias en la política de comunicación del Ejecutivo "al no saber explicar" los acuerdos con CiU y el PNV.

Martín Villa

El ex ministro del Interior con la UCD Rodolfo Martín Villa expresó su preocupación porque en esta situación aparezca el PSOE ante la opinión pública como el único defensor de la vertebración nacional. Defendió la conveniencia de algún tipo de acuerdo entre los partidos nacionales con el objetivo de romper con la dinámica política de que el partido que gobierna aparezca ante la opinión pública como un "irresponsable" frente al partido nacional de la oposición, que se atribuye la defensa de la cohesión nacional. En la anterior legislatura, las víctimas de esa política fueron los socialistas.

Martín Villa cree también que Jordi Flujol se equivoca al plantear una reforma de la Constitución más allá de la mera reforma del Senado. A su juicio, una reforma que alterase el título VIII, referente a las autonomías, sena necesariamente a la baja, porque en la sociedad se está produciendo una reacción crítica frente a las demandas autonómicas.

El ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, admitió como casi inevitable que los nacionalistas planteen el cumplimiento de los pactos como conquistas arrebatadas al Gobierno central, con la consiguiente imagen de cesión por parte del Ejecutivo. Argumentó también en defensa de su política que el PSOE está aprovechando el flanco autonómico como eje central de su política de oposición, una vez que el Gobierno ha concertado la política social con los sindicatos.

Un día después de esta reunión, Rajoy y Pujol se reunían en Madrid para detener la subida de tensión suscitada por el congreso de CDC y la polémica negociación de los Presupuestos del Estado.