El Gobierno británico quiere más censura para televisión y vídeos
La BBC promete reducir la violencia incluso en informativos
El Gobierno británico está decidido a poner coto a la violencia servida a domicilio a través de la televisión o de las películas de vídeo. La ministra de Cultura y Patrimonio, Virginia Bottomley, ha convocado urgentemente a los máximos responsables de la BBC, la Conúsión Independiente de Televisión -con competencias sobre las cadenas privadas- y el organismo que vigila la calidad de los programas que se emiten.
Se trata de discutir un paquete de medidas destinadas a proteger a los telespectadores más vulnerables de la violencia que se transmite a través de la pequeña pantalla.El Reino Unido posee una de las legislaciones más severas en este capítulo y, a juzgar por las estadísticas de quejas que maneja la BBC -sólo un 14% de las protestas de los telespectadores se refieren a escenas de violencia- tampoco parece que el tema haya suscitado hasta ahora especial controversia.
Sin embargo, el Partido Conservador estima que La exhibición -a menudo gratuita- de violencia en las pantallas de televisión constituye una de las mayores preocupaciones del ciudadano de a pie. En 1994, poco meses después del asesinato del pequeño James Bulger, un estudio elaborado por psicólogos, pedagogos y psiquiatras llegó a la conclusión de que las imágenes de violencia creaban en las mentes infantiles un inconsciente deseo de imitación.
A la carga
Las medidas que intentó implantar entonces la Cámara de los Comunes para prevenir la difusión de películas de vídeo que presentasen un peligroso grado de violencia se demostraron, según los legisladores, imposibles de aplicar. Pero, dentro de la campaña de rearme moral que recorre el país, el Gobierno de John Major ha vuelto a la carga. El ministro el Interior, Michael Howard, a convocado a su despacho al residente de la Junta Británia de Clasificación de Películas, para repasar los criterios actualmente en vigor para otorgar un certificado de exhibición y venta a las películas de vídeo.Cintas como Reservoir Dogs, del director norteamericano Quentin Tarantino, o Asesinos natos han encontrado serios problemas para obtener el certificado necesario de la Junta de Calificación, aunque, al final, lo han conseguido. En el caso de Asesinos natos, sin embargo, el certificado para la versión en vídeo llegó en marzo, pocos días antes de que se produjera la matanza de Dunblane, en la que 16 niños cayeron asesinados por los disparos de un perturbado. El impacto del suceso fue tan grande que el vídeo no ha sido distribuido.
La nueva ofensiva moralizadora en el ámbito audiovisual ha sido abrazada también por la BBC. En un manifiesto que será distribuido a 10 millones de hogares a partir de diciembre, la radio y televisión pública del Reino Unido enuncia un compromiso con los telespectadores que se concreta en más de 200 edificantes promesas.
Desde evitar las imágenes de violencia -incluso en los espacios informativos- y el lenguaje grosero-, hasta garantizar que 8 de casa 10 horas de emisión han de ser de producción propia, el manifiesto de la radio y televisión pública del Reino Unido recoge todo un ideario profesional y moral al que dicho ente pretende ajustarse.
Acaso la más curiosa de las promesas de la BBC sea la que se refiere a aumentar la información internacional, dejando de lado lo que denomina "los temas internos secundarios". De llevarse a la práctica, la medida representaría un verdadero cambio de rumbo en la orientación informativa de la prestigiosa casa.
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