Los brigadistas reciben el homenaje del Congreso
El presidente del Gobierno, José María Aznar, se ofreció a un brigadista norteamericano, Bill Susman, de la Brigada Lincoln, para recibir a los veteranos que vinieran a España a aceptar la nacionalidad española concedida por el Congreso de los Diputados. Nadie en el Gobierno ha recordado esa oferta. Pero no hay tristeza en los brigadistas. Cualquier desaire ha quedado superado por el afecto y el cariño que les han dado miles de españoles y, sobre todo, por el acto de ayer, en el que se les entregó su certificado de ciudadanía.
Fue el día más grande. Ayer todo quedó olvidado ante el sueño tan largamente postergado. ¿Qué importaban las mezquindades de esos políticos que han hecho de su vida un monumento a la intransigencia? Ayer, los brigadistas recibían en el Ministerio de Justicia el certificado que les acredita como ciudadanos españoles. Luego acudían emocionados al homenaje en el Congreso de los Diputados. La visita de los 300 brigadistas tuvo tintes de fiesta, pero provocó un enfrentamiento político entre socialistas y populares, informa Camilo Valdecantos. Y lipotimias y desfallecimientos entre los veteranos de las brigadas, algunos de los cuales no pudieron contener las lágrimas.El presidente del Congreso, Federico Trillo, no estuvo presente. Tampoco el vicepresidente de la Cámara baja, Enrique Fernández Miranda. Trillo encontró un acto en Valencia que le llevó lejos del homenaje. Y el vicepresidente -que estaba previsto que les recibiera- tenía compromisos anteriores. Total, que fue el vicepresidente segundo del Congreso, el socialista Joan Marcet, quien ofició de anfitrión. Por el Grupo Popular sólo acudieron la secretaria primera, María Bernarda Barrios, y el portavoz, Luis de Grandes. Diputados del PSOE e IU criticaron lo que consideraron un "descortesía del presidente del Congreso".
Ciertas actitudes de dirigentes del PP contrastan con la afectuosa carta de José María Aznar a Bill Susman, uno de los veteranos de la Brigada Lincoln, al que Aznar se le ofrecía "gustosamente" para recibirles cuando vinieran a España. La entrevista, sin embargo, no llegó a concretarse.
Pero no es ésta la actitud más extendida. En Albacete, el alcalde del PP, Juan Garrido, ya ha anunciado que no irá a recibir el viernes a los brigadistas, y eso, que, según ha dicho su secretario, no tiene nada en la agenda que se lo impida. Con una recepción oficial que se dará por la tarde consideran que ya "es suficiente".
No irá el alcalde. Pero el consejero de Educación de Castilla-La Mancha, Justo Zambrana, recibirá en la estación de Renfe, con una banda de música incluida, a los veteranos. Y, al día siguiente, les rendirán homenaje las Cortes regionales, con la presencia del presidente José Bono.
Lo cierto es que se ha desbordado todo. Cualquier previsión, cualquier programa. La tibieza de algunas instituciones gobernadas por el PP -los organizadores destacan que en otros casos el trato ha sido exquisito, como en Valencia o Madrid- no han logrado enturbiar unos actos que tienen, sobre todo, el valor de convertir lo que fue recuerdo sangriento en abrazo de reconciliación. Frente a quienes han optado por agarrarse al rencor, los brigadistas han encontrado el calor de los organizadores y de decenas de jóvenes voluntarios que les llevan de un sitio a otro, y de la gente que les para en las calles para saludarles. "Ay, los jóvenes, los jóvenes, lo mejor de todo", dice, feliz, una brigadista, mientras se cuelga del brazo de una muchacha.
Ayer se cumplía el último deseo de una brigadista inglesa. Sus cenizas fueron difundidas al pie del Puente de los Franceses. Frida Knight vino en el año 1937 a Madrid y colaboró durante la guerra civil como intérprete y periodista con la oficina de prensa republicana. Al acto asistieron Varios interbrigadistas, que cantaron La Internacional y Puente de los Franceses. Frida Knight murió hace cinco semanas, a los 85 años.
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