Dejarse llevar

¿Somos imbéciles realmente o es eso lo que piensan de nosotros? Parece ser que la tendencia de nuestra sociedad es dejarnos llevar por los acontecimientos, siendo de esta manera sujetos pasivos, incluso actuando según nuestras propias decisiones; y es que resulta que, en el fondo, sólo podemos hacer aquello que nos dejan hacer. Siempre he actuado de esta manera (porque sé que es la más fácil), pero ya vale, por que seré una borrega, pero no soy tonta.Me estoy refiriendo a la Universidad de Alcalá de Henares, concretamente a la Escuela de Enfermería y Fisioterapia. De alguna manera estoy ligada a ella, puesto que, por ser profesional en el Hospital General Universitario de Guadalajara, soy responsable de la formación práctica de un grupo de alumnos de fisioterapia, función que desarrollo voluntaria y gratuitamente, sin más beneficio quizá que el mío propio y la desgracia para el alumnado. Lo cierto es que me gusta la docencia y, por ello, me he presentado a las diversas plazas de profesor asociado en el área de fisioterapia que ha convocado la Universidad; pero, hasta ahora, el departamento de Enfermería y Fisioterapia no ha creído que mi currículo fuera suficiente para impartir docencia (aunque es un poco contradictorio, porque parece ser que sí valgo para la docencia gratuita), decisión que respeto y que hasta ahora he aceptado.

Lo que no entiendo es que me presente a la última convocatoria para profesor asociado, cumpla todos los requisitos (ser fisioterapeuta y trabajar en el hospital general Universitario de Guadalajara) y que, sin conocer la puntuación obtenida, salga la plaza vacante. No entiendo que después ponga el recurso pertinente y que me contesten que si la plaza ha salido vacante no tengo derecho a recurrirla. Aun siendo veraz esta versión, sigo sin saber el porqué dé mi exclusión. ¿Acaso estas universidades nos educan para ser tontos con el fin de no crearles problemas? Lo inteligente es callarse para entrar en este juego paralelo a la legalidad, ser una buena chica y así poder intentarlo la próxima vez, pero estoy cansada de ver cómo esta escuela universitaria hace lo que quiere y con quien quiere, cómo unos pocos dirigen y amañan la docencia, que es algo por lo que deberíamos luchar todos.

No estoy irritada por no poder ser profesora, lo estoy porque no se hacen las cosas de una forma legal y creen que somos imbéciles y no nos damos cuenta. Es una pena que la universidad permita que ocurran cosas como éstas. ¿Dónde vamos a parar si en los centros donde se forman los futuros profesionales permitimos que se gobierne por los intereses personales y no Por los intereses universitarios?

Puede que piensen que soy imbécil, pero yo estoy segura de que no-