Siete genes retrasan el origen de los animales 500 miIlones de años
El registro fósil dejaba poco lugar a dudas: los animales surgen en la Tierra hace 565 millones de años, no hay restos, que indiquen que la evolución produjo animales multicelulares antes. Sin embargo, una investigación dada a conocer en el último número de la revista Science retrasa hasta hace 1.000 o 1.200 millones de años el origen de los animales. Eso sí, serían seres minúsculos, sin esqueleto ni espinas ni estructuras que fosilicen. ¿Cómo llegan Gregory A. Wray, Jeffrey S. Levinton y Leo H. Shapiro a esta conclusión? Aplicando la técnica de reloj molecular. Es decir, ellos han estudiado material genético de grandes grupos de animales actuales y, asumiendo que la tasa de mutación en siete genes es constante, echan a andar el reloj hacia atrás hasta el origen y, dicen, lo han encontrado hace el doble de años de lo establecido hasta ahora.Los tres científicos, de la State University de Nueva York en Stony Brook, se han centrado en siete genes, analizando la tasa de mutaciones en secuencias de nucleótidos (los ladrillos del ADN), en 16 grandes grupos (phyla) animales.
El principal problema que se plantea ante este método, muy discutido a veces por los paleontólogos, es que no está claro que la tasa de mutación tenga que ser constante a lo largo de la evolución, y que puede acelerarse, por ejemplo, durante los periodos de diversificación en que muchas ramas evolutivas sufren rápidos cambios morfológicos recuerda Geerart J. Vermeij, en un comentarío que acompaña al artículo de Wray y sus colegas.
La explosión del Cámbrico, llamada el big bang de la evolución, está perfectamente documentada en los fósiles hace algo más de 500 millones de años, a principio de la era paleozoica. Es un momento en que se produce una gran diversificación de formas en el reino animal y se establecen los principales grupos (phyla). La ausencia de fósiles animales anteriores parece indicar que es su punto de partida evolutivo, 16 sus primeros pasos.
Explosión del Cámbrico
Wray y sus colegas no desmontan la explosión del Cámbrico, sino que sugieren que los animales anteriores fueron minúsculas criaturas que no mineralizarían y, por tanto, estarían ausentes del registro fósil. Con esta hipótesis, los tres investigadores "separan la innovación ecológica de ese episodio [la explosión del Cámbrico] de una evolución anterior de los planes básicos del cuerpo de los animales", explica Vermeij.La geoquímica terrestre hace entre 700 y 900 millones de años proporciona una base para explicar la aparición de los animales con la riquísima complejidad de la explosión del Cámbrico: el aumento de los niveles de oxígeno en los océanos y en la atmósfera, tal vez relacionado con los procesos de formación de los continentes, permitiría un aumento de la productividad primaria que ha ría posible la síntesis de colágeno y un mayor nivel de consumo energético por parte de las primitivas criaturas, Las condiciones estarían así dadas para que unos animales muy simples, tubulares o casi planos, empezaran a organizarse en estructuras -con elementos duros que fosilizan- más complejas y eficaces en la explotación de las condiciones ambientales propicias, lo que desembocaría en la explosión del Cámbrico.
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