CiU exige que el trato a Euskadi se amplíe a todas las regiones

El pacto aún secreto entre José María Aznar y José Antonio Ardanza, que permitirá al País Vasco recaudar los impuestos que gravan el alcohol, el tabaco y los combustibles -unos 140.000 millones de pesetas-, ha abierto una grieta en el Estado de las autonomías. A la rebelión contra ese concierto fiscal de las regiones cercanas a Euskadi, tres gobernadas por el PP, se ha unido Convergència i Unió, socio parlamentario del Ejecutivo. CiU reclama el mismo trato para Catalunya y para todas las restantes comunidades. El Gobierno se niega.

Jordi Pujol, presidente de la Generalitat de Cataluña, rehuyó ayer insistir en la polémica para no enfrentarse directamente con Aznar, que acababa de negar en Zaragoza un compromiso para ceder también a Cataluña los impuestos especiales. Pero el líder de CiU ya había hablado la noche del viernes. Los nacionalistas catalanes, dijo Pujol, no se quedarán callados y no esperarán al año 2001 -en que vence el acuerdo parla mentario- para plantear esta nueva exigencia.El presidente del Gobierno negó en su visita a Aragón un compromiso con CiU sobre esta cuestión: "Una cosa es que haya personas que tengan interés en ciertas competencias sobre los impuestos especiales y otra que exista un compromiso sobre ello. Lo primero puede ser cierto, pero lo segundo no lo es".

Aznar, sin embargo, muy probablemente tendrá que renegociar con los nacionalistas catalanes antes de lo previsto. El jueves le visitará Pujol, que ayer no adelantó su estrategia. "Hoy no toca", contestó. El líder nacionalista evitó repetir sus declaraciones de Terrassa, donde mostró su satisfacción por el pacto con el PNV porque, en su opinión, allana el camino para que Cataluña pueda lograr esa gestión de los impuestos especiales.

El portavoz de CiU, Joaquim Molins, recordó que esta reivindicación fue aceptada por el PP en el último acuerdo autonómico, en septiembre. Páginas 17 y 18

Editorial en la página 14