El FMI suspende su línea de crédito con Rusia por Ios bajos ingresos fiscales
El Fondo Monetario Internacional (FMI), preocupado por la baja recaudación fiscal en Rusia, ha suspendido temporalmente la línea de crédito comprometida con Moscú, cuyo valor asciende a 10.200 millones de dólares (1,315 billones de pesetas). Ésta es la segunda vez desde el verano pasado que el FMI interrumpe su ayuda a Moscú. El incumplimiento por parte de Rusia del plan de estabilización pactado con el FMI le impedirá recibir los 340 millones de dólares correspondientes a octubre. El Gobierno reconoció ayer su incapacidad para aumentar los ingresos y advirtió que el préstamo de noviembre también está en peligro.
"Rusia cumple todos los compromisos adquiridos con el FMI, salvo el que se refiere a la recaudación de impuestos", admitió ayer el primer ministro Víktor Chernomirdin, justificando así la decisión tomada por el Fondo pese a que ésta amenaza con agudizar la crisis financiera del país. El banco central de Rusia, por su parte, insistió en que el equipo enviado por la organización multilateral está satisfecho con la evolución de la inflación y la política monetaria aplicada para contener el dinero en circulación. El mal resultado de la política de recaudación es el principal escollo para que Rusia siga recibiendo el crédito del FMI. La evasión fiscal es elevadísima y el Gobierno, falto de ingresos, es incapaz de cumplir con sus pagos, que va aplazando.
Revisión mensual
El Fondo acordó el pasado mes de marzo conceder un crédito de 10.200 millones a Rusia, el segundo más elevado concedido jamás por esta organización, condicionado al cumplimiento de un plan de liberalización de la economía y de rigor presupuestario en un plazo de tres años. Un equipo del FMI -enviado por su director gerente, Michel Camdessus- revisa mensualmente la aplicación de este, programa y, ya el verano pasado, en vísperas de las elecciones presidenciales, se vio obligado a suspender temporalmente esta línea de crédito por el mal estado de las finanzas públicas.El ministro de Economía ruso, Alexander Livshits, ha advertido por su parte que el tramo del préstamo correspondiente a noviembre se puede ver también cancelado. "El Fondo comparte nuestras preocupación fundamental: los bajos ingresos fiscales" dijo el ministro. Livshits reconoció ante la Duma (Parlamento ruso) que la recaudación fiscal no alcanza al 65% del montante previsto en el presupuesto. El déficit público equivale al 6% del producto interior bruto (PIB) del país.El Gobierno ha declarado la guerra a los defraudadores con la creación de una comisión especial que controla el propio Víktor Chernomirdin. Moscú ha amenazado con provocar la bancarrota de las empresas que tienen fuertes deudas con la Hacienda pública. "La recaudación fiscal tiene que mejorar notablemente en noviembre para que el FMI vuelva y reanude la línea de crédito en noviembre", declaró uno de los portavoces del equipo económico del Gobierno. "No quieren oír más promesas, quieren ver resultados concretos", añadió.
Nuevas emisiones
El aplazamiento de los préstamos del Fondo obligará al Estado a recurrir a la financiación doméstica con nuevas emisiones de activos públicos, lo que forzará al alza los tipos de interés en el mercado de deuda. Si las rentabilidades permanecen en niveles elevados, la financiación del Estado se encarecerá y el Gobierno se encontrará con más problemas para financiar el déficit público. La alternativa sería reducir el gasto público, ya en niveles muy bajos, lo que amenaza con provocar una oleada de protestas sociales. El Ministerio de Defensa, por ejemplo, viene reclamando desde hace meses que se abonen los sueldos atrasados del ejército.Para algunos analistas, la crisis financiera del Gobierno ruso es tan grave que parece imposible evitar "una catástrofe ecoñómica". "Hay todos los argumentos para pensar que estamos en situación de crisis financiera profunda y que vamos a un crack", estimaba ayer Mijaíl Léontev, especialista económico del diario reformador Sevodnia.
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