Schubert en las venas

El espléndido ciclo Liceo de cámara, de la Fundación Caja de Madrid, dedica durante esta temporada una atención. especial a Franz Schubert, con motivo de cumplirse el próximo enero el 200' aniversario del nacimiento del gran compositor austríaco. La primera entrega ha venido de una pieza bellísima, pero raramente tocada, seguramente por las dificultades que exige la combinación empastada de dos violines, viola, violonchelo, contrabajo, clarinete, trompa y fagot.El Octeto en fa mayor de Schubert es, digámoslo rápidamente, una obra maestra de la música de cámara y tuvo en las manos del Octeto de Viena una realización deslumbrante. Los instrumentistas son solistas de la Filarmónica de Viena y eso se nota. Tienen a Schubert en las venas y lo exponen con una familiariadad, una sencillez y una compenetración asombrosas.

La música surge con naturalidad y en ella tiene un peso importante la tradición popular. De hecho, contemplando a F. Dolezal al violonchelo o a M. Sagat al contrabajo, podríamos trasladarnos con facilidad a la atmósfera de un café vienés. Es una cuestión de estilo, desde luego, pero mucho más de interiorización.

El Octeto de Viena interpretó en la primera parte el Quinteto para clarinete y cuarteto de cuerda en la mayor de Reger con pulcritud y un punto de distancia. No es, en cualquier caso, un grupo que emocione por la expresividad, sino más bien cautiva por la serenidad de un discurso musical tan fluido como en cierto modo rutinario. Una rutina muy suigeneris, porque en ellos se encarna la gran tradición europea de una música increíblemente hermosa e increíblemente bien interpretada. El éxito fue enorme.