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Weizman garantiza a Mubarak que Israel cumplirá todos los compromisos de paz

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, dijo ayer que ha recibido garantías de su homólogo israelí, Ezer Weizman, de que el Estado judío cumplirá con todos los compromisos adquiridos con los palestinos, y reiteró que El Cairo siguirá apoyando el proceso de paz en la región. Las declaraciones de Mubarak, al término de una reunión con Weizman, infundieron tenues esperanzas en una gradual distensión entre los árabes y el Gobierno de Benjamín Netanyahu, cuya oposición al principio de territorios a cambio de paz aviva temores de otra guerra en Oriente Próximo.

La visita de Weizman a El Cairo sirvió para demostrar que el Gobierno de Mubarak, que se niega a hablar con Netanyahu, quiere dejar constancia de su interés por dialogar con los israelíes que no comparten la línea dura del actual primer ministro. Funcionarios egipcios dijeron que, al mismo tiempo, abrió la oportunidad para "limar asperezas", ilustradas con el tono. abiertamente hostil que ha adoptado la prensa semioficial egipcia hacia el Gobierno israelí.Weizman emprendió viaje en medio de críticas de los sectores oficiales israelíes de que está sobrepasando las atribuciones de su cargo, que suele ser básicamente decorativo. Portavoces de Netanyahu dijeron ayer que el presidente no tiene mandato para entrar en negociaciones de paz, pero expresaron esperanzas de que su visita "contribuya a mejorar las relaciones bilaterales".

Anoche no estaba del todo claro si Weizman había conseguido sosegar los ánimos egipcios. Mubarak, que primero boicoteó la cumbre de Washington y luego anunció que no se entrevistaría con Netanyahu mientras éste mantenga una posición inflexible para con los palestinos, dio una dimensión aún más dramática a sus sentimientos hacia el Gobierno israelí en una entrevista con el semanario Time en la que se declaró "muy, pero que muy irritado" con Netanyahu.

Desenlace feliz

Ayer, el tono del presidente egipcio fue más conciliador. "El presidente Weizman me ha asegurado que los israelíes están cumpliendo con sus compromisos y que éstos van a ser llevados a la práctica. Por mi parte, le dije que Egipto seguirá apoyando el proceso de paz con todo lo que esté a nuestro alcance hasta que se imponga la paz en toda la zona", afirmó en una rueda de prensa.Lo de un desenlace feliz de los intensos esfuerzos diplomáticos para desactivar la actual crisis (provocada por la violencia del mes pasado en Palestina y la renuencia israelí a acatar los acuerdos que deben, entre otras cosas, producir a la mayor brevedad posible el repliegue militar israelí de la ciudad cisjordana de Hebrón), está todavía por verse. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, hizo ayer un pronóstico poco halagador durante la entrevista que sostuvo con el rey Hussein de Jordania en Aminán. Fuentes próximas al encuentro dijeron que Arafat volvió a quejarse de que Netanyahu quiere dar la impresión de que está cumpliendo con lo pactado, pero que sus demandas de "ajustes" al pacto no son otra cosa que "maniobras para modificar aspectos clave del mismo".

Sin embargo, la radio israelí anunció anoche un "inminente encuentro" entre Netanyahu y Arafat. La radio indicó que el primer ministro podría sumarse hoy a la, reunión que mantendrán Arafat y Hussein en la ciudad cisjordana de Jericó, que se encuentra bajo control palestino. Pero esta cumbre requeriría un previo avance definitivo sobre la retirada de Hebrón, de manera que la reunión sirviera para ultimar los detalles finales del acuerdo.

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Netanyahu fue el primero en condicionar cualquier encuentro con Arafat a un avance claro en las negociaciones. "Lo dije desde un comienzo, en Washington, Arafat y yo nos reuniremos cuando las negociaciones estén a punto de finalizar. Hasta el momento no hemos fijado una fecha, o sea que ustedes pueden sacar una conclusión sobre esa base", dijo.

Arafat, Hussein y el mismo, Mubarak ya han expresado inquietud e irritación por el hecho de que Israel no haya dado fecha para el repliegue de las tropas cuya misión esencial es proteger a los 450 colonos judíos atrincherados en el corazón de la populosa ciudad palestina. También ven con recelo los intentos de Netanyahu de limitar las futuras atribuciones y la logística de la fuerza policial palestina que debe reemplazar a los soldados en la mayor parte de la ciudad.

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