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Una fila de altura

Cualquier automovilista que a eso de las dos e la tarde pase por la Nacional III a la altura del campus que la universidad Politécnica dispone en esa zona del este presencia un espectáculo pintoresco: decenas de futuros ingenieros aguardan a los autobuses números 63 y 145 a lo largo del paso elevado para peatones que salva la autopista. El autobús es elcúnico medio de transporte, aparte del coche, para salir de este recinto en el que estudian, entre otros, los alumnos de la Politécnica de las escuelas técnicas de ingeniería Informática, ingeniería de Telecomunicaciones e ingeniería Industrial. Los atobuses llegan casi vacíos y se llenan en esta parada de aire solitario.

En cuanto se para uno, comienza la vistosa fila a moverse lentamente. Los estudiantes ocupan el vehículo, éste arranca y al momento el paso elevado comienza, poco a poco, a llenarse de alumnos. Uno de éstos, Ángel Miguel, de 19 años, estudiante de segundo curso de la escuela técnica de Informática, relataba el miércoles pasado que no hay que aguardar, por lo general, más de 10 o 15 minutos, eso sí, "inevitables". Y siempre a la misma hora: de 13.00 a 14.00. Lo malo, según relataba otro de los alumnos, es cuando empieza a llover o cuando en verano el sol le pega duro al puente.

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Horas ganadas

Los momentos de espera hacen, por ejemplo, que el suelo que rodeaba a la abarrotada papelera cercana a a parada se hallara el miércoles cubierto de botes vacíos de refresos y cervezas.

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