Un escenario ideal para una película de cine negro

El Encanto. es una lujosa finca de 7.000 metros cuadrados situada en una reserva ecológica cercana a la capital mexcana, que Raúl Salinas destinaba a la cría y doma de caballos pura sangre. Tiene cancha de tenis, piscina y dos inmensos picaderos, uno, ellos cubierto.

Un escenario de película para un fantástico guión cine negro. En una cañada boscosa de este rancho fue descubierta la osamenta de quien podría ser Manuel Muñoz Rocha, presunto cómplice y principal testigo del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.

La fiscalía había inspeccionado ya el terreno en dos ocasiones anteriores. El miércoles fue sin embargo a tiro hecho. Incluso, en un gesto sin precdentes, invitó a la prensa. "Una llamada anónima dio el emplazamiento", dijo el procurador Antonio Lozano. El mismo interlocutor les aseguró que se trataba del ex diputado.

La búsqueda tuvo tintes buñuelescos. Además de indicaciones anónimas y los perros rastreadores acompañaron al fiscal Pablo Chapa la española María Bernal, antigua amante de Raúl Salinas, y dos videntes amigas suyas que, embarradas hasta la cabeza, sugerían al investigador por dónde excavar. Bernal y sus pitonisas habían intentado, sin éxito, chantajear a la esposa de Salinas, Paulina Castañón, a cambio de guardar silencio sobre actividades de Raúl y el paradero de Muñoz Rocha.

Según la prensa local, los principales medios de comunicación mexicanos habían recibido desde el lunes las llamadas de una mujer que anticipaba el operativo de la Procuraduría y el hallazgo del cadáver. Una de dos, dicen los periodistas: o fue la propia fiscalía quien filtró la noticia o bien los mismos informantes. La pregunta del millón es por qué, si Salinas mató Muñoz Rocha, enterró el cadáver en su jardín. Con lo grande que es México.