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CiU y PNV protestan al PP por la falta de entendimiento con su grupo parlamentario

Luis R. Aizpeolea

Los socios parlamentarios del Gobierno están que trinan por la descoordinación que impera en el Grupo Popular. Convergència i Unió (CiU) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) han protestado formalmente ante los populares por la falta de entendimiento que el partido en el Gobierno muestra en el Congreso con las direcciones de ambos grupos nacionalistas. El portavoz de CiU, Joaquim Molins, transmitió personalmente su queja al jefe del Grupo Popular, Luis de Grandes, después de encontrarse ambos grupos en solitario en una reciente votación. Los populares no habían concertado su actuación en la Cámara con el resto de los grupos parlamentarios aliados. Ayer, el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, reconoció ante los periodistas la existencia de esos fallos de coordinación que denuncian CiU v el PNV.

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Entre la bisoñez y los lastres de la oposición

La situación del Grupo Popular en el Congreso es caótica, se quejan sus aliados nacionalistas. Lejos de enmendarse la situación tras el revolcón que el PP estuvo a punto de sufrir en el Congreso el 28 de mayo en la votación de una proposición no de ley conjunta del PSOE e IU contra la ley Helms-Burton, las cosas no han hecho más que empeorar. En aquella ocasión, el PNV tuvo que votar, contra su voluntad, con el PP para evitar que el partido de un Gobierno recién estrenado sufriera ya su primera derrota en el Congreso. El Ejecutivo se salvó por los pelos: 162 votos contra 160. Esta misma semana, el PSOE e Izquierda Unida estuvieron a punto de ganar una moción sobre los derechos de las mujeres en línea con los acuerdos de la Conferencia de Pekín. La diferencia fue de nuevo de dos votos: 153 frente a 151. No había ministros en los escaños. La excepción era el vicepresidente Álvarez Cascos.

Llovía sobre mojado. Pocos días antes, en la votación de un plan de tratamiento para condenados por delitos contra la libertad sexual, el PP se vio en el mismo apuro por no concertar previamente su actuación con el PNV y Coalición Canaria.

Esta falta de entendimiento ha desencadenado una protesta formal del portavoz de CiU, Joaquim Molins, al jefe del Grupo Popular, Luis de Grandes. A su vez, el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, ha acentuado sus quejas, iniciadas de manera tajante cuando los peneuvístas fueron marginados en la constitución de la comisión mixta Congreso-Senado sobre el servicio militar, pese a ser un acuerdo incluido en los pactos que suscriberon PNV y PP.

El nivel de desacuerdo llegó a su cima en la Comisión dé Radio Televisión (RTVE), donde los aliados nacionalistas del PP votaron contra el partido del Gobierno para conseguir la comparecencia del ex director general del Ente en la etapa socialista, Jordi García Candau. La recién estrenada directora general Mónica Ridruejo lanzó tal cúmulo de ataques contra su antecesor qué obligó a los aliados nacionalistas a pedir su comparecencia para que el atacado pudiera defenderse. CiU y PNV adoptaron esa actitud porque la dura intervención de Ridruejo ponía en cuestión el respaldo que ambos grupos nacionalistas dieron al Gobierno socialista en la anterior legislatura..

Las quejas se extienden al funcionamiento en las comisiones parlamentarias, donde frecuentemente los aliados CiU y PNV tienen que ejercer el papel del Gobierno ante la bisoñez de algunos presidentes de comisión del PP. Un caso especialmente llamativo es el de la comisión de Industria, donde los nacionalistas critican la actitud de su presidente, el popular Javier Peón.

Los grupos parlamentarios nacionalistas lamentan el vacío existente en la coordinación con el Grupo Popular. Esta situación ha traído como consecuencia que Molins y Anasagasti se tengan que entender directamente con el vicepresidente político del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos. Pero Cascos, por su dedicación al Ejecutivo, no puede llenar el vacío que deja el portavoz popular en el Congreso, Luis de Grandes.

Un portavoz nacionalista manifestaba ayer que los problemas se intentan arreglar en la propia Mesa de la Cámara a última hora, de tal manera que "a veces animan a votar con los socialistas". "Se lo hemos comunicado así al Grupo Popular", añadió. Este diario intentó ayer ponerse en contacto infructuosamente y de forma reiterada con el portavoz popular.

Los aliados del PP se quejan, sobre todo, de la bisoñez de algunos responsables parlamentarios del PP y de su propio presidente. Tanto Molins como Anasagasti han señalado repetidas veces que el principal problema del PP está en su grupo parlamentario. Esta preocupación está también presente en el Gobierno. La mayoría de los pesos pesados del Grupo Popular en la anterior legislatura están ahora en el Gobierno o en altos cargos de la Administración. Tampoco ayuda, señalan algunas fuentes parlamentarias, la mala sintonía entre el presidente del Congreso, Federico Trillo, y el portavoz adjunto del Grupo Popular, Gabriel Cisneros

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