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DESARROLLO DEL PACTO DE TOLEDO.

La tercera foto en La Moncloa

El 9 de octubre de 1984, hace exactamente 12 años, se firmó el Acuerdo Económico y Social (AES) entre el Gobierno de Felipe González, la patronal y UGT. El ausente, entonces, fue Comisiones. Ayer, el descolgado fue la CEOE'. Los dos acuerdos no han tenido, pues, pleno. Pero, en ellos y en el Acuerdo Nacional de Empleo (ANE), que correspondió al Gobierno de UCD y sin ninguna ausencia, ha estado presente -entonces desde la CEOE, hoy desde el Gobierno-, un testigo de las tres fotos que puede decir que ya ha vivido la escena. Y por tres veces. Julio Sánchez Fierro, hoy secretario general técnico del Ministerio de Trabajo, debió pensar mientras observaba cómo los representantes del Gobierno y de los sindicatos estampaban su firma en el documento que la vida se repite inevitablemente. Y nunca, nunca, puede decirse aquello de que jamás pasa el mismo agua bajo el mismo puente.Ayer, seguramente, recordaría aquellas largas y agotadoras sesiones en el Ministerio de Economía, un mes de junio, de hace ya -¡ay!- 15 largos años. Cuando él era asesor de la CEOE, y se sentaba enfrente del Gobierno, abrumando con datos, cifras, números. Entonces se negociaba lo que sería el primer gran acuerdo social entre sindicatos, patronales y Gobierno: el ANE. En su gestación tuvo mucho que ver el que unos meses antes, el 23 de febrero, un teniente coronel pusiera a tiro limpio por el suelo a todo un Parlamento.

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A Sánchez Fierro, probablemente, le pasaría ayer por la cabeza la noche, ya de madrugada, en que Jesús Sancho Rof, entonces ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, y José Antonio García Diez, vicepresidente económico, aceptaron un acuerdo que confiaban podría apuntalar un Gobierno débil y sin aliento. Aquel acuerdo sirvió para dar público reconocimiento a los sindicatos y confirmar los mecanismos de diálogo institucional, abierto ya a dos bandas con los acuerdos firmados entre la patronal y las centrales obreras (principalmente, el Acuerdo Marco Interconfederal, AMI).

Mientras ayer el presidente Aznar se felicitaba por él y por su Gobierno del pacto alcanzado, Sánchez Fierro, tal vez pensara, en que la vida tiene un extraño sentido del humor. Y recordaría cómo en 1984, allí, en el Palacio de la Moncloa, un Felipe González, exultante, ponía su firma al AES. Y cómo fue CCOO quien, entonces dirigida por Marcelino Camacho, rechazó el pacto y cómo ayer era la CEOE, la organización a la que él sirvió tantos años, la gran ausente.

Las cosas, se diría Sánchez Fierro, cambian tan de prisa... El AES no pudo evitar, sin embargo, el profundo deterioro de las relaciones entre el Gobierno del PSOE que se saldaría con la marcha de UGT de José Luis Corcuera, y, después, con la renuncia al escaño de Nicolás Redondo. Qué cosas. Y qué ironía. Porque Sánchez Fierro, quizás pensara ayer que, entonces, la reforma de las pensiones abordada por los socialistas costó, además, una huelga general y, hoy, otra reforma se ha resuelto con un pacto.

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