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Tribuna:AULA LIBRE
Tribuna
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Audiovisuales y violencia

Las causas de la violencia juvenil son múltiples, variadas y también controvertidas. Sin embargo, casi todos los estudios coinciden en que las imágenes violentas, y concretamente las emitidas por la TV, contribuyen a agudizar este problema cuando no -y en buena medida- a generarlo.Como es sabido, la imagen estimula, fundamentalmente, los mecanismos afectivos y emotivos de la personalidad. Su eficacia se basa en la sensación, no en la lógica. La ficción audiovisual no propicia el distanciamiento crítico, sino la identificación. En consecuencia, el espectador asimila y acepta cosas que, formuladas explícitamente, le parecerían inadmisibles. Así, una película logra conmovernos con cualquier trivialidad y, al mismo tiempo, consigue que nos sea indiferente la muerte de un sinfín de personas. O, por ejemplo, un personaje puede actuar de forma machista o presentar la violencia como única salida ante los conflictos planteados sin perder un ápice de la simpatía que despierta en el público -aunque éste incluya feministas y pacifistas.

Ahora bien, entre emociones y razón no se debe erigir una falsa dicotomía, pues, tal y como señala J.A. Marina, la inteligencia siempre se construye con valores. El problema surge, precisamente, cuando nuestras emociones no se armonizan con nuestra razón ni la alimentan; cuando nuestra razón no fortalece y estructura nuestros sentimientos y emociones.

Actuar educativamente consiste, por lo tanto, en guiar y acompañar a los jóvenes en el camino que va desde las sensaciones a las percepciones, de los impulsos a los proyectos. Ayudarles a construir un pensamiento arbóreo y ético que les permita comprender y crear el mundo donde viven. Ayudarles, pues, a analizar cómo se generan las emociones, qué tipo de distanciamiento y control hemos de tener respecto a ellas.Las películas son un auténtico, privilegiado e imprescindible gimnasio para conseguirlo. Y no sólo porque vivamos tan sumidos en la imagen que no sea posible educar ignorándola, sino también porque la imagen, por sus características, favorece una pedagogía centrada en la transmisión de sentido. Y el sentido es la base para construirse a sí mismo y construir una interpretación coherente y positiva de lo que nos rodea.

No se trata de decirles a los jóvenes lo que tienen que percibir o pensar ante una escena. El método consiste en analizar con ellos cómo las imágenes audiovisuales nos sumergen en sus significados y nos crean un mapa sentimental que impide el distanciamiento crítico.

Marcel Frydman lo experimentó con éxito. En las conclusiones de uno de sus trabajos empieza analizando cómo las películas violentas aumentan la agresividad de los niños y jóvenes -aunque los sujetos inicialmente más agresivos son los más sensibles a esta influencia-. En una segunda fase, él y su equipo estudiaron el efecto que tendría la educación audiovisual en los individuos expuestos a este tipo de estímulos. Concluyeron que la iniciación a las técnicas cinematográficas suprimía o reducía considerablemente la agresividad suscitada por las imágenes de la pantalla. Y estos efectos se comprobaban incluso a largo plazo y con jóvenes delincuentes.

Es decir: el reto educativo que plantea la TV no se afronta creando más controles, más normativas, más prohibiciones (aunque una legislación contra los abusos y desmanes sea imprescindible) sino enseñando a los niños y adolescentes a leer el torbellino de imágenes que incesantemente reciben, a distanciarse críticamente de él. El sistema educativo ha de formar televidentes y espectadores que tengan una gran capacidad de discrirninación, un pensamiento complejo y activo.

Máxime si se tiene en cuenta que los niños y jóvenes más desprotegidos ante la violencia suelen ser, precisamente, los que están menos estimulados por su entorno familiar, los que viven aparcados ante la televisión sin presencias constructivas que marquen límites y den referencias.

Pilar Aguilar es asesora técnica del Programa de Nuevas Tecnologias del MEC, licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales, Ciencias de la Educación y Filología Moderna.

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