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Entrevista:

"Se ha llegado imprimir alma al teatro de Móstoles"

El teatro de Móstoles (199.400 habitantes) ha sido para su director desde 1992, Alejandro Céspedes, un niño pequeño al que se ha alimentado de ilusiones para verlo crecer. Y ese niño creció tanto que ahora ocupa el primer puesto de la red nacional de teatros, con el 70% de asistencia de público. Quizá haya sido la faceta literaria de este laureado poeta (premio Ángel González en 1985, premio Hiperión en 1994) la que haya dotado de unas señas de identidad a lo que hace apenas cuatro temporadas no era más que un salón de actos para estudiantes aficionados. A sus 37 años, este director de teatro puede presumir de haber escrito relatos cortos y letras para canciones de Luz Casal, entre otros artistas. Esa polivalencia también se ha reflejado en la sala municipal, donde el público ríe a veces, llora otras y vibra casi siempre.Pregunta. ¿Cómo se consigue crear una sala y colocarla a los cuatro años al 70% de asistencia de público?

Respuesta. Muchas veces pienso que la razón es que se ha llegado a imprimir alma a este teatro y la gente acaba sintiéndolo como suyo. Era un salón de actividades que no estaba dotado técnicamente, inservible para la programación. Creo que se ha conseguido mejorar las condiciones porque todos los que estamos aquí hemos puesto gran ilusión. Desde el cortador de entradas al técnico de sonido.

P. ¿Qué criterios han primado para la elección de obras?

R. La primera reflexión que hicimos fue plantearnos que somos un teatro público en una ciudad de 200.000 habitantes con gustos distintos. Pensamos que debíamos dar un sentido a la sala y no podía ser el éxito por el éxito. No debíamos traer a Quique Camoiras todos los días, sino que había que ofrecer espectáculos para todos. Por ejemplo, nos metimos en alguna temporada en la gira de los textos de David Mamet, con obras muy fuertes en escena o ciclos de danza contemporánea, con 90 personas de público (hay 600 butacas). Por el contrario, se ha ofrecido una comedia floja y elegante, con las que uno sale del teatro con el corazón más caliente.

P. ¿Cuándo supo que podía arriesgarse más?

R. Hubo un momento de auge en el que metimos un ciclo completo de zarzuela. Tal fue el éxito que nos atrevimos en 1995 a proponer al Ayuntamiento un apartado de ópera, y eso fue un boom.

P. Los teatros de la capital ¿tienen algo que aprender de Móstoles?

R. No me atrevería a ser tan soberbio. Lo cierto es que ha habido un poco de suerte al poner un teatro donde no existía.

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