IU aprueba el informe contra el acuerdo de pensiones en un ambiente de radicalización
Julio Anguita, coordinador general de IU, ganó por goleada -80 votos a favor, 7 en contra y 11 abstenciones- y logró imponer en el Consejo Político su informe en el que se rechaza el pacto de pensiones suscrito entre los sindicatos y el Gobierno. Pero no convenció a numerosos dirigentes, incluidos algunos que terminaron votando a su favor que denunciaron la radicalización en la que el sector más duro del PCE va sumiendo a la coalición. Miembros del consejo abandonaron la sala, según explicaron, por el escaso nivel político del debate.
Anguita se desayunó ayer con la traición de uno de sus fieles, al que llamó "indecente". El Mundo contó que Anguita se había reunido con un grupo de sus fieles del PCE -Rosa Aguilar, Felipe Alcaraz, Francisco Frutos, Mariano Santiso, Manuel Monereo...- para anunciarles que estaba pensando dejar la secretaría general del partido. "Yo me reúno con gente de confianza para pedirles consejo y opinión y no espero que un indecente lo cuente todo", se quejó.¿Fue una conspiración? Uno de los invitados matizó que quien sacó el tema fue Manuel Monereo y no Julio Anguita. Y recordaron que, en cualquier caso, ello no supondría cambio alguno en el partido. Frutos asumiría la secretaría general mientras se buscaba, "tranquilamente", al sucesor para el próximo congreso, dentro de tres años. Un sucesor que no sería Frutos, ya que Anguita anunció en el último congreso que él y Frutos no volverían a presentarse a la dirección.
La noticia enturbió el Consejo Político de IU de ayer. Y vino a confirmar el enorme peso que el PCE tiene sobre la coalición. Un peso que sufrió en su propia carne Carlos Carnero -curiosamente afiliado al PCE-, responsable del área Internacional de IU, que se encontró con una enmienda de Francisco Frutos y Ángeles "Maestro a su campaña anti OTAN. La enmienda proponía la vuelta a la creación de plataformas semejantes a las que se montaron para el referéndum de 1985. Anguita prefirió remitir la enmienda a la Presidencia.
El informe que ayer presentó Anguita -Diego López Garrido lo calificó de "agenda y calendario de actuaciones, pasadas presentes y futuras"- satisfizo a muy pocos, aunque se aprobara por abrumadora mayoría. "¿Y qué vas a hacer, si no hay alternativa?", se justificó uno de los asistentes. El descontento llevó a algunos dirigentes a abandonar la reunión. Alonso Puerta, dirigente del Pasoc, fue uno de ellos.
Descontento y desconcierto. Las movilizaciones anunciadas en el informe no están muy claras porque, en privado, todos reconocen que hablar de huelga sin los sindicatos es un brindis al sol. Queda el reparto de folletos -que Anguita dijo que él mismo distribuirá en la puerta de las fábricas- y la explicación pública del rechazo al acuerdo. Pero tampoco en esto hay consenso. Ayer Iniciativa per Catalunya (IC) respondía al anuncio de Anguita de ir a hacer campaña a Cataluña, que es IC "la única organización, de las dos, que trabaja políticamente en Cataluña".
Nueva Izquierda fue la que presentó, con más voluntad que éxito, las más fuertes críticas. Y recibió una reprimenda de las que arden el pelo del coordinador general. Les llamó de todo y en el tono más duro. Anguita acusó a Nueva Izquierda de "ser botes de humo", de dar "consignazos", y de logomaquia (muchos buscaron el diccionario: "plantear una discusión basándose más en las palabras que en el fondo").
Y a todas las acusaciones -el aislamiento de IU, el ataque a los sindicatos o la radicalización- respondió acusando a los críticos de actuar "mendazmente" y desafiándoles a buscar en su informe dónde se, dice algo semejante.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.