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Los expulsados del gueto de Méndez Álvaro se mudan a un solar cercano

Un centenar de vecinos de Méndez Álvaro llevan dos días cortando el tráfico de esa calle para protestar porque parte de los veinte toxicómanos expulsados del gueto bajo el puente de Pedro Bosch se han asentado junto a sus casas, en un descampado de la calle del Comercio.

Ayer, a primeras horas de la noche, al igual que el día anterior, interrumpieron la circulación de las calles de Méndez Álvaro y Comercio. Poco antes desbrozaron con azadas y rastrillos parte de los matojos de un descampado contiguo a la nave de catering del AVE, donde suelen dormir algunos de los desalojados del gueto. Pretendían llamar la atención del Ayuntamiento de Madrid para que limpie estos terrenos baldíos que consideran focos de inseguridad.

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Estos vecinos de la zona de Méndez Álvaro (en el distrito de Arganzuela, que preside Clemente Torres) comprendida entre las calles de Mejorada del Campo y Pedro Bosch llevan más de un ano quejándose por la prostitución y el tráfico de drogas. Pero consideran que, desde que el pasado 12 de septiembre el consistorio expulsase del gueto, con orden judicial, a unos 20 drogodependientes (la mitad inmigrantes africanos y el resto prostitutas españolas) el trapicheo de droga, la prostitución y los atracos han aumentado.

"Antes también había problemas pero los habitantes del gueto tendían más a quedarse junto al puente de Pedro Bosch o venían a nuestras calles de paso, ahora unos cuantos duermen aquí y utilizan más esta zona para sus trapicheos y en dos semanas se han producido unos diez atracos", explica Alfredo Juez, uno de los manifestantes.

"La gota que colmó el vaso se produjo el pasado viernes cuando un atracador, un hombre rubio y con ojos claros, hirió gravemente con una barra de hierro a una chica no digo que él fuera de los del gueto, pero la venta de droga y la prostitución que hay aquí favorecen la presencia de delincuentes", añade.

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A diario los vecinos de Méndez Alvaro ven dos caras de la marginación: mujeres exhaustas y enfermas haciendo la calle e inmigrantes africanos sin futuro vendiendo papelinas o chuleando a las prostitutas. Pero también observan como coches de gran cilindrada visitan sus calles donde, junto a pocos edificios modernos, predominan las casas de ladrillo y los edificios industriales.Manuel López, uno de los convocantes de las protestas, asegura que, a menudo, contempla como un imponente BMW se acerca por la zona, para, según le parece a él, organizar el cotarro. "A veces también vienen a buscar a las prostitutas en furgonetas, porque no todas vivían bajo el puente", explica otro vecino. "Esta claro que aquí están metidas redes de prostitución y de droga que siempre necesitan parías", comentan.

Desde el sábado algunos vecinos patrullan cada noche las calles más conflictivas: Méndez Álvaro, Alpedrete, Alamedilla, Ramírez del Prado. "No agredimos a nadie, cuando un coche se detiene para requerir los servicios de una prostituta o para comprar droga comenzamos a gritarles porque sin cliente no hay prostitución", concluye Alfredo Juez. El próximo jueves tienen previsto reunirse con el concejal de Arganzuela, Clemente Torres, y con el comisario del distrito.

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