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Un ex presidente de Seat testifica sobre el pago de Guido Brunner

El ex presidente de Seat Werner Paul Schinidt, alemán, ha reconocido que dos directivos de esta empresa en España dieron al ex embajador de Alemania en Madrid Guido Brunner un talón de 150 millones de pesetas, del que se investiga si pudo ir a parar al PSOE. La juez Teresa Chacón, que investiga diversas vías de supuesta, financiación irregular del PSOE, ha notificado a las partes personadas la declaración que Schmidt prestó como testigo en la Fiscalía de la localidad alemana de Braunschweig.Según la traducción de la declaración, Schmidt explicó que él era presidente del consejo de administración de Seat,"aunque la responsabilidad operativa la ostenta la dirección de la sociedad, es decir, el comité gerente, nombrado por el consejo de administración, y el presidente de ese comité era en aquel tiempo Juan Antonio Díaz Alvarez".

Schmidt fue preguntado por el depósito de una cartera en la embajada alemana, que entre otras cosas habría contenido un cheque por 150 millones de pesetas. "Supe de este asunto en la primavera de 1993, a través de Díaz Alvarez, cinco días antes de la publicación en el periodico El Mundo. Me informó que iba a aparecer un artículo en dicho periódico". "Díaz Álvarez", añadió, "me informó sobre esto, porque este asunto está relacionado con un pago de 2,5 millones de marcos a una agencia de relaciones públicas y editorial, autorizado por mí, pero no tuve idea alguna con anterioridad del depósito del cheque en la embajada alemana".

La juez le pidió que reprodujera lo queje dijo en su momento Díaz Alvarez al respecto, y respondió: "Me dijo que el dinero no había pasado de Seat a la agencia, sino que había sido entregado por él y por su jefe de finanzas al embajador alemán en forma de cheque por 150 millones de pesetas".

Preguntó a Brunner

Agregó que "para asegurar que no se tratara de un pago que se filtrara en canales total o parcialmente oscuros, llamé en presencia de Díaz Alvarez al embajador alemán, que conocía muy bien las costumbres españolas, y le pregunté si conocía dicha agencia editorial". Schmidt relató que "Brunner conocía a dicha agencia y me explicó que nuestro dinero estaba bien invertido allí, pues así se construían relaciones a largo plazo, pero no tuve otras conversaciones con Brunner respecto de este asunto".Preguntado sobre el cometido de la editorial, contestó que "dicha agencia debía ayudar mejorar la mala imagen de Sea en la opinión pública, a través de informaciones y de otra medidas de clientela en forma dores de opiniones españoles"

Respecto a si podría incluir el soborno de funcionarios de la administración pública, destacó que "en teoría sí, pero yo no lo quería en ningún caso".

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