La enfermedad de Yeltsin acelera la carrera por la sucesión en el Kremlin
Eminentes cardiólogos rusos y extranjeros se reúnen hoy a mediodía con Borís Yeltsin para decidir la fecha y circunstancias de la delicada operación cardiaca que el presidente ruso, visiblemente disminuido en su forma física, aguarda internado en el Hospital Clínico Central. Mientras tanto, la carrera por la sucesión en el Kremlin entró ayer en una nueva etapa cuando el general Alexandr Korzhakov, ex jefe de la Seguridad presidencial, apoyó a otro general, el secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, como futuro jefe del Estado y amenazó con revelar "en un momento más acertado" documentos comprometedores contra altos dirigentes del país.
Yeltsin se entrevistó ayer durante algo más de media hora con el jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin. En unas breves imágenes televisivas, el presidente apareció inmóvil, mientras murmuraba palabras poco inteligibles. Cada día, Yeltsin trabaja entre media hora y dos horas y media y recibe un paquete de documentos del Kremlin, según el secretario de Prensa del presidente, Serguéi Yastrzhembski, que se esforzó por disipar el efecto negativo sobre el mercado bursátil de las informaciones sobre el deterioro en la salud de Yeltsin.Mientras tanto, un enjambre de periodistas persiguió a los especialistas que inauguraron una conferencia internacional sobre la historia de la cirujía cardiaca. El evento, planeado hace más de un año, ha sido desbordado por la salud de Yeltsin y por la presencia en él de algunos de los cardiólogos que asistirán al consejo de hoy. Los médicos hacían comentarios genéricas sobre los problemas de la cirugía cardiaca, que los periodistas trataban de circunscribir al primer paciente de Rusia.
Renat Akchurin, el jefe del equipo que operará a Yeltsin, aclaró que la operación no se anulará, aunque puede retrasarse entre seis semanas y dos meses. El patriarca de la cardiología norteamericana, Michael DeBakey, y el cardiólogo alemán, Hans Borst, no conocían los detalles de la historia clínica de Yeltsin, como ambos admitieron, el primero en una rueda de prensa, y el segundo en los pasillos de la conferencia.
Akchurin indicó que la fecha de la operación se conocerá "posiblemente el viernes" y puntualizó que, de retrasarse la intervención, se deberá a la necesidad de restablecer el riego sanguíneo y la capacidad contráctil del músculo cardiaco de Yeltsin, funciones alteradas por el infarto sufrido por el presidente.
Borst, el cardiólogo al que Helmut Kohl pidió consejo cuando buscaba especialistas alemanes que pudieran ayudar a Yeltsin, salió al paso de rumores sobre un eventual transplante y manifestó que Yeltsin es demasiado "mayor" para ello. Aunque existen precedentes de transplantes a los 65 años, "estas operaciones no suelen hacerse a alguien que tiene otros problemas de salud", señaló. Un retraso en la operación puede explicarse por "otras complicaciones" en la salud del paciente, puntualizó.
Cuando le operen, el presidente de Rusia dependerá durante varias horas de un corazón artificial que, posiblemente, será alemán o norteamericano, ya que, en lo que a electrónica se refiere, la tecnología rusa para el caso es inferior a la occidental, según dijo a EL PAÍS el cirujano anestesista Mijaíl Lepilin, miembro del equipo de Akchurin.Por otra parte, la entrada en política de Korzhakov no es un fe nómeno inesperado. Korzhakov, que se consideraba como un miembro de la familia Yeltsin has ta que el presidente le destituyó en junio, afirmó al diario Komsomolskaya Pravda que Lébed es la persona capaz de suceder a Yeltsin. Aseguró también que "algunos funcionarios estatales tienen millones de dólares en cuentas en bancos extranjeros" y dijo haber entregado a la fiscalía los materiales comprometedores que reunió estando en su cargo.
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